Coahuila cae del tercer al séptimo lugar, ¿qué nos pasó en competitividad?

Opinión
/ 16 junio 2025

No sólo fue la caída del escalafón, sino también el hecho de haber perdido la etiqueta de una entidad con un nivel de competitividad alta

Hablar de competitividad a veces no es tan sencillo. La razón de ello reside en que, como muchas otras palabras que usamos diariamente, nos referimos a ella asumiendo que sabemos lo que queremos expresar. El término se ha vuelto un lugar común en el lenguaje de la economía y el mundo de los negocios.

Empresarios de alto nivel y políticos incorporan esta palabra en sus discursos. No obstante, primero hay que aproximarnos con cuidado para entender a qué se refieren con ello.

Mientras que, para una empresa, el término competitividad hace referencia a la capacidad que se tiene para posicionar su producto en el mercado; cuando hablamos de una región o país, la competitividad solamente debe entenderse como la capacidad para atraer y retener inversión y mano de obra calificada.

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Con este telón de fondo, así como con la publicación la semana pasada del Índice de Competitividad Estatal 2025, por parte del Instituto Mexicano para la Competitividad, se puede dimensionar de mejor forma el hecho de que –de acuerdo con dicho ranking – Coahuila haya descendido cuatro posiciones, al pasar del tercer al séptimo puesto.

Y es que no solamente fue en sí misma la caída del escalafón, sino también el hecho de haber perdido la etiqueta de una entidad con un nivel de competitividad alta, como la teníamos en la edición anterior, para pasar a ser un estado con una competitividad media alta.

Aunque queda claro que los resultados del Índice de Competitividad Estatal 2025 en sí mismo no le quitan de la noche a la mañana los atributos y las ventajas que tiene nuestro estado en diversos frentes, es innegable que sí debemos de interpretarlo con un golpe de realidad de como se pudiera estar percibiendo a nuestro estado como destino de inversión.

En momentos en los cuales la economía global se encuentra en estado de incertidumbre por las políticas arancelarias de Estados Unidos, con decisiones de inversiones en pausa y una economía mexicana en zona de estancamiento, se vuelve crucial que los estados sean capaces de mostrar y vender sus ventajas competitivas como receptores de inversión.

Al momento de entrar a detalle para analizar cada uno de los índices y variables que integran a este índice, nos queda claro cuales con nuestras fortalezas y oportunidades. El pilar correspondiente a Sistema Político y Gobierno, en el que ocupamos lastimosamente la posición 29 de entre las 32 entidades federativas, deberá ser sí o sí, la fijación del gobierno de Coahuila.

Con igual o mayor sentido de urgencia se deberá trabajar en el pilar de Innovación y Economía, donde sufrimos una estrepitosa caída al pasar de la posición número 3 en el año 2024, al puesto número 19 para este año.

Mejora regulatoria, finanzas públicas y transparencia, así como diversidad económica e intensidad energética en la economía son, en lo específico, las asignaturas pendientes más críticas que habrá que mejorar si deseamos volver a tener a nuestro estado en lo más alto del índice. Ya ha quedado demostrado que Coahuila puede y debería estar en esos lugares.

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