Por pura diversión

Opinión
/ 22 noviembre 2010

Agarre cualquier envase de juventud y lea los ingredientes de su fórmula. Se dará cuenta de que viene adicionada siempre con una buena dosis de temeridad, la cual es el extracto de una vaina tropical que los aborígenes conocían como imprudencia.
Hace ya algunos años, en un bar discoteca de la hermana República de Monterrey, un chico resultó muerto tras participar en un concurso que, de entrada, debió parecer una inofensiva diversión: Una competición de resistencia etílica. El ganador ingirió 40 copas (caballitos o shots) de tequila y como premio falleció intoxicado.
El caso tuvo cierta resonancia porque aquel concurso infausto fue amenizado por dos conductores de la televisión nacional (Kristoff y Tony Dalton), a quienes en un principio se les adjudicaba la responsabilidad de incitar aquel comportamiento irresponsable que cobró una vida, pero nunca se fincaron realmente responsabilidades legales.
Por supuesto que la temeridad jugó un papel relevante en esta receta para la fatalidad (el muchacho inexperto se supuso capaz de ingerir cualquier cantidad de alcohol en una sola emisión), pero ello no exime al antro (Vat Kru), a los organizadores del evento y tampoco a los animadores.
Hablamos de que se explotó con fines de entretenimiento la impericia de un sector particularmente propenso a las estupideces (los jóvenes) y como resultado hubo un deceso, igual que todos, irreparable.
Ello fue hace ya ocho años, pero no ha dejado de ocurrir en donde quiera que se da esta mezcla desafortunada de temeridad juvenil y negligencia adulta.
Hay otras combinaciones, quizás no igual de letales, pero... ¿tendríamos que esperar consecuencias mortíferas para alertar sobre sus peligros?    No lo creo.
 Con cierta periodicidad, por ejemplo, se realiza en la ciudad un concurso llamado Car Audio, en el que se compite por el automóvil equipado con sistema de sonido que mayor número de decibeles alcance.
 Independientemente de lo baboso que encuentro yo el concepto de estos eventos, no hay que ser un genio para advertir lo nocivo de un auto estéreo que compite ruido con la turbina de un avión D C.
Ello no obsta para que a menudo el Car Audio encuentre el auspicio de alguna institución o de negocios patrocinadores, mismos que quizás deberían pensárselo dos veces antes de atravesar su nombre o marca por un evento del que muchos participantes y asistentes resultarán con lesiones auditivas para toda la vida.
 Una vez más, la combinación indeseada: Temeridad juvenil e indulgencia adulta.
Me entero que está próxima a realizarse en la ciudad una carrera en tacones.
No es una idea nueva, se han realizado carreras de este tipo en muchas ciudades del mundo, salvo porque en esta ocasión la invitación es para niñas  de 15 años de edad.
La idea de ver a un grupo de chicas corriendo con calzado de tacón de aguja puede parecer divertida (lo mismo que en su momento pudo parecer el concurso del bebedor que más aguanta).
Pero no es la opinión del quiropráctico, que de por sí condena el uso de los estilizados zapatos de tacón. El experto nos dice que de aquí podrían resultar lesiones de espalda y cadera, por no mencionar el riesgo para los tobillos.
Me llama la atención que la carrera se realiza -al menos en forma parcial- en apoyo a una causa altruista, pero se exime desde la convocatoria de cualquier responsabilidad en caso de algún accidente.
Se apoyará con esta carrera un centro de apoyo a niños con discapacidad, sin embargo de este mismo evento podrían salir algunas niñas con discapacidad. Irónico, ¿no?
 La carrera se realizará en la afamada Ruta Recreativa, lo que quiere decir que cuenta con el apoyo de nuestras autoridades, las que quizás decidieron jugársela con un evento no del todo salubre.
En fin que, a estas alturas debo parecer la abuelita de alguien, alertando sobre los peligros latentes aquí y allá.
Será que como no tengo hijos, me falta otra cosa qué hacer además de andar diciéndole a los demás que cuiden a los suyos.
Y de pasada, recomendarle a la autoridad que elija bien los eventos que decide apoyar.

petatiux@hotmail.com

Columna: Nación Petatiux

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM