El Chavo de siempre
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Recibí ayer tres bellos libros que me fueron enviados por intermedio de "Reforma", mi periódico en la Ciudad de México.
El primero es un libro de memorias. Se llama "Sin querer queriendo". Su autor -lo habrás adivinado ya- es Roberto Gómez Bolaños, "Chespirito", el extraordinario comediante que dio vida, genio e ingenio al Chavo del Ocho, seguramente el personaje que más popularidad ha alcanzado en la historia de la televisión mexicana.
Deliciosa es la autobiografía de "Chespirito". En ella explica, claro, el origen de su nombre artístico. Don Agustín P. Delgado le pidió que escribiera el guión de una película. Cuando lo leyó quedó admirado por el talento y calidad del joven escritor. Era don Agustín un hombre muy expresivo.
-¡Caramba, muchacho! -le dijo a Roberto-. ¡Eres un pequeño Shakespeare! ¡Un Shakespearito!
Así empezó a llamarlo, y con la pronunciación en castellano el apodo terminó por ser ése: "Chespirito".
A propósito de apodos, en la dedicatoria del segundo de sus libros, "El diario del Chavo del Ocho", me puso Roberto estas palabras:
 "Para Catón (Armando Fuentes Aguirre), de su amigo El Chavo, con dedicatoria dictada por Roberto Gómez Bolaños, Chespirito". Y luego, entre paréntesis y con letra más pequeña: "(Los apodos -Voltaire, Moliére, San Pedro, etcétera) son más importantes que los nombres propios. Un abrazo cariñoso)".
El tercer libro que me envió Roberto es "... Y también poemas", que firma con su nombre y que me dedicó en estos términos: "Con toda mi admiración y afecto para el periodista más leído de México, Armando Fuentes Aguirre, Catón, cuya amistad me gusta presumir".
Leer "Sin querer queriendo" es reír y sonreír. Cada página tiene una de las ocurrencias en que es pródigo su autor. Hasta el pie de grabado de las fotos los usa Roberto Gómez Bolaños para suscitar una sonrisa. Por ejemplo, pone varias fotografías de grupo. "De izquierda a derecha -dice el pie de foto-, Rubén Aguirre, María Antonieta de las Nieves, Angelines Fernández, Ramón Valdez". Luego pone la foto de Edgar Vivar, el robusto y corpulento actor que hacía el papel del señor Barriga. Y dice el pie de grabado: "De izquierda a derecha, Edgar Vivar".
Una de las razones por las que me gustó la autobiografía de "Chespirito" es porque en ella dice muchas cosas buenas de mi primo querido, Rubén Aguirre, El Profesor Jirafales, cuyo talento, simpatía y extraordinaria calidad humana lo han llevado a ser -a más de lo que es en el espectáculo- el mayor orgullo de nuestra familia.
Roberto Gómez Bolaños me ha dispensado siempre su cordial trato y su bondad. Lo conocí en Cancún, donde ahora vive con su bella esposa, doña Florinda Meza. Hemos gozado ahí la buena mesa y la conversación sabrosa. Por eso me envió su biografía, y por eso también le puso la generosa dedicatoria que inscribió en la primera página:
"Para Armando Fuentes Aguirre, el insuperable Catón, con todo el cariño y la admiración que merece quien ha demostrado que se puede ser honesto, ameno y profundo, al mismo tiempo que redactor de primerísima calidad. Un abrazo de tu amigo Roberto Gómez Bolaños, Chespirito".
No cabe duda: a Roberto se le pegó lo expresivo e hiperbólico de don Agustín Delgado.