`Me quedé sola, muchos me señalaron. Hoy soy una mujer fuerte y orgullosa de lo que he logrado'...

 

QUERIDA ANA:

Antes que nada, te deseo un buen inicio de año... y el resto y los que siguen también, y mis más sinceros deseos para ti en todo lo relacionado a la paz, dicha y felicidad en tu hogar, pero sobre todo, salud, que es el motor que nos mueve para continuar trabajando.

Hoy quisiera, me gustaría hablarte de muchas cosas, y entre todas, elegí una, sólo una. ¿Sabes? Hace mucho tiempo te escribí, en aquel tiempo acababa de quedarme sola y desamparada con mis seis hijos. Fue devastador quedarme sola entre el deber y el dolor, y sólo quien lo ha vivido podrá entender lo que se siente, y peor aún, lo que se vive. A lo largo de todos estos años las luchas por subsistir han sido muchísimas, la fuerza y el valor nunca me han faltado para enfrentar con coraje al destino incierto que me ha tocado vivir.

Hoy en día, aquellos años duros, difíciles, quedaron atrás, así como también el hambre, la miseria... y el dolor. Aquel dolor tan grande que tuve que bloquear para poder continuar con un deber y una responsabilidad tan grandes y que no me ha dejado avanzar. Todo lo vivido llenó miles de páginas de un libro, ese diario que ha sido mi refugio en los momentos de soledad, de tristeza, mucho más que de alegrías.

Sé, estoy plenamente consciente, de que no soy la única ni la primera mujer que enfrenta este tipo de situaciones, pero cada una tenemos diferentes formas de ver y enfrentar la vida de una manera, de acuerdo a nuestros propios principios y valores. En mi caso me tuve que armar de mucho valor para demostrarme a mí misma que si se quiere, se puede y, de paso, demostrarles a todas aquellas personas que me humillaron y quisieron denigrar mi imagen de mujer sola. En pocas palabras, muchos quisieron hacer leña del árbol caído. Eso, eso me dolió mucho y nunca imaginaron cuantas lágrimas derramé por eso, pues no sólo me humillaban a mí, sino también a mis hijos (pequeños en aquel entonces).

No me gusta recordar esto, pero te diré que se me desgarraba el alma cuando uno de mis hijos llegaba llorando y me decía que "por qué no tenía papá". Eran la burla de sus compañeros y también de alguno que otro vecino... al igual que yo. A dos de mis vecinas, sus esposos les prohibían hablarme, ya que una mujer sola era una mala influencia y mala imagen para ellas. Eso me dolía mucho, el que me tuvieran en muy mal concepto, siendo que al menos yo, sabía que no tenía nada que ocultar, mucho menos de que avergonzarme.

En ese momento me dije a mí misma: les demostraré que puedo ser, seguir siendo tan digna como ellas, o aún más, cueste lo que me cueste. Y así fue, los años pasaron y eso me costó lágrimas de sangre, el ejemplo que les he dado a mis hijos, pero sobre todo el respeto hacia ellos, mi hogar y todo lo que me rodea. Y hacia mi misma, mis principios y valores aún los mantengo muy en alto. Y hoy en día veo con enorme tristeza a aquellos que me señalaban, por la calle de la amargura. Esas personas que me trataban de lo peor, hoy en día tienen en casa lo que pensaban que yo sería.

Es triste ver esto, muy triste, ya que no tengo corazón para alegrarme de la desgracia ajena, de una cosa puedo estar segura, que no tienen el valor para verme la cara, y no me queda más que seguir, seguir en mis luchas y... con la frente en alto, pues no tengo nada que ocultar, tampoco de que avergonzarme. Sigo igual, sigo siendo la misma, o quizás aún mejor, pues dejé que el tiempo hablara por mí, y les demostré que una mujer sola, con valores y principios no se doblega tan fácilmente ante la vida, y tampoco los pierde por falta de fuerza y voluntad. Cuando los valores están bien cimentados, nada ni nadie te hará perderlos.

Ojalá que esto sirva para aquellos que señalan a la mujer que es sola (sea abandonada, viuda, separada, divorciada), no sea que caigan en los dichos de su propia boca, porque nadie sabe lo que tiene en casa. Habemos mujeres con cordura, y otras.... con soltura.

ELI

QUERIDA ELI:

No tienes idea de todos los recuerdos que trajo a mi mente tu carta, tan llena de verdades, tan llena de sentimientos y tan llena de orgullo por tu comportamiento digno, por el ejemplo que has dado a tus hijos y por la lección (aunque ese no haya sido tu propósito) que han llevado quienes te denigraban y te denostaban por estar sola.

Te digo que me llenó de recuerdos tu carta porque alguien muy querida por mí, que no estaba abandonada, viuda, separada o divorciada, sino simplemente soltera (mujer sola, al fin), ya que contrajo matrimonio siendo ya mayor, tuvo sufrimientos parecidos a los que tu padeciste. Desde luego sin las enormes dificultades que representan tener que salir adelante con seis hijos, pero sí con el dolor de tener que soportar las críticas, las habladurías y la censura de personas que, sin conocer cabalmente la situación ni razones válidas ni ciertas para murmurar y vituperar, reprochan, acusan, juzgan y condenan porque "creen, imaginan, piensan que tienen la verdad".

Me da una gran alegría que, después de tanta pena, tantas penurias y tanto sufrimiento y sacrificio, hayas demostrado y probado tu integridad, que hayas soportado sin bajar la cabeza. Esas lágrimas que derramaste por tus hijos son ahora tus galardones, tus medallas al mérito. Lúcelas siempre con distinción. Olvida y sé feliz. Es mi deseo muy sincero. Y gracias por tus excelentes deseos para mí y mi gente, los que hago míos para ti y tus hijos.

ANA