Tú tienes vida eterna

Opinión
/ 2 octubre 2015

¿Recuerdas, Terry, nuestras andanzas por el bosque del Potrero?
Tú eras entonces perro joven, y yo hombre no tan viejo. Veíamos los árboles, las ardillas, el verde musgo que cubría las piedras, pero eso era todo lo que veíamos. No mirábamos que la vida se nos estaba yendo como las nubes que llevaba el viento por encima de los picachos de Las Animas.
Tú ya no estás conmigo, perro mío. La vida se te fue. Fuiste una amable nube. Pero cuando regreso al bosque me parece verte caminando delante de mí, y hasta creo escuchar los ladridos jubilosos con que me pedías apresurar el paso.
La vida se nos va siempre, lo sé bien. Los recuerdos, sin embargo, no se van. En la memoria la vida permanece. Y en mi recuerdo, Terry, tú tienes vida eterna.
¡Hasta mañana!...

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