El chucaque
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Una de las primeras cosas que aprende el viajero en el Perú es que el país es una nación india. Eso se ve a las claras. O más bien -dicho sea sin mala intención- a las oscuras. Los rasgos indígenas aparecen en casi todos los rostros, sobre todo en el de los presidentes.
Hace cuatro o cinco años asistí a una cena (fue en Monterrey, en la casa de Nina Zambrano, que no me dejará mentir) con Mario Vargas Llosa. El gran escritor había leído algunos artículos míos en el periódico Reforma, y tenía curiosidad por conocerme. Vargas Llosa todo parece -francés, inglés, argentino, italiano, portugués- todo, menos peruano. Fujimori, aun siendo japonés, parecía más peruano que él, y por eso le ganó la elección presidencial. Ésa es mi teoría. Claro que no se la dije a Vargas Llosa, y además no salió el tema a la conversación.
El expresidente Toledo es indio de pura sangre, pero no se casó con india, sino con mujer rubia y extranjera. Le parecieron mejor los usos y costumbres de ella que los de él. Yo tengo para mí que el 90 por ciento de los indígenas -de toda América, no nada más del Perú- se casarían con mujer rubia y extranjera, si hacer esto estuviera en sus manos y en todo lo demás. Lo mismo harían las indias. Digo, casarse, con hombre rubio y extranjero. Ya ven a la Malinche, no agraviando. Pero no doy difusión a esa tesis, porque luego se enojan los indigenistas.
La sociedad peruana está muy dividida en castas. Los peruanos con quienes he platicado me dicen que esa división es más tajante en Perú que en India. A lo mejor exageran, pero como estaban exagerando en lo propio no los quise contradecir. Es como cuando le dices a un japonés:
-Los mexicanos somos retegüevones.
El japonés nunca te va a contradecir. Y menos cuando sepa lo que quiere decir esa palabra.
De la división de castas que existe en el Perú deriva una extraña enfermedad. Se llama "chucaque", y es algo así como nuestro mal de ojo, pero a lo bestia. Si alguien de casta superior le hace un desaire a alguien de casta inferior -si no lo saludó, si le dijo una palabra dura o lo trató con despego o altanería-, entonces al de la casta inferior le da el chucaque. ¿Cómo se manifiesta esa enfermedad?
Los síntomas son varios, pero consisten principalmente en tristeza, decaimiento, pérdida del apetito y del sueño, depresión... El enfermo -o enferma- entra en estado de melancolía; ya no habla, menos ríe. Cae en cama a los pocos días y después de una semana o dos se muere. ¿Por qué? Nadie sabe por qué, pero se muere. De chucaque.
Por fortuna hay remedio para el caso. El chucaque se puede tratar en la misma forma que el mal de ojo: con barridas, sahumerios, conjuros, oraciones y huevos de gallina que se pasan de arriba abajo por el cuerpo del paciente. Si el tratamiento es adecuado y se aplica con oportunidad el paciente se salva.
En caso contrario, al cementerio. Me dicen que las muertes por chucaque son todavía muchas, y figuran notablemente en la estadística.
Algunos llaman al chucaque "la enfermedad de la vergüenza". Eso quiere decir que en Perú hay, lo cual habla muy bien de los peruanos. En México no se conoce el chucaque, será porque no hay castas -¿no las hay?-, será porque no hay vergüenza. En fin...