¿Regla anti-Inés Sainz?
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Curioso y un tanto sorpresivo me resultó leer en días pasados que mi nombre encabeza un "dress code" o código de etiqueta dado a conocer por la Liga Mundial de Beisbol (MLB), en donde se determinan las prendas de vestir que los (las) periodistas que acudan a cubrir cualquier evento relacionado con el beisbol deberán portar.
Debo confesar que el nombre de la nota publicada por algunos medios en México me provocó risa: "Regla anti-Inés Sainz", pues dicho código de vestimenta no tiene absolutamente ninguna coincidencia con el hecho que se suscitó hace tiempo en Nueva York en el vestuario de los Jets y que aclaré en su momento.
Como recordarán, en aquella ocasión tuve la fortuna de entrevistar a Mark Sánchez, quarterback de los Jets de Nueva York y a quien esperé en el "locker room" acompañada de otra compañera periodista.
La polémica se levantó al día siguiente luego de que se diera a conocer un supuesto hostigamiento hacia mi persona por parte de algunos jugadores del equipo, que si bien dentro de su mismo entorno y tomando en cuenta el contexto del lugar en el que nos encontrábamos sí hicieron algunos comentarios, en ningún momento fueron ofensivos y mucho menos me hicieron sentir incómoda e insegura.
Lo dije en su momento, no hubo ninguna falta de respeto y agradecí el hecho de que el dueño de los Jets, Woody Johnson, se comunicara conmigo al día siguiente para ofrecerme una disculpa por el comportamiento de algunos elementos del equipo.
Es por ello que luego de leer en los medios que este reglamento se realizó por el antecedente de lo que pasó en septiembre de hace un año, sigo sin encontrar alguna semejanza e inclusive el vicepresidente de la MLB, Phyllis Merhige, dejó claro que dicha decisión no responde a ningún acontecimiento en particular.
Insisto, no confundamos las cosas.
No encuentro conflicto alguno en realzar la belleza y llevarla de la mano con las actividades profesionales que cada quien realice, pero lo que sí me parece penoso es que algunos medios de comunicación se valgan de ello para desatar una polémica que simple y sencillamente no tiene cabida.