‘¿Otro pedo?’ Llevamos un siglo aguantándolos
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La sociedad puso a los 13 muertos y a los 98 heridos, el gobierno de la 4T ofreció la obra que lo hizo posible: mal hecha, con máquinas y durmientes viejos, con balastro de calidad desigual, envuelta en opacidad y justificada con discursos triunfalistas
Es falso que los partidos políticos sean los sujetos del cambio; la sociedad inconforme y organizada ha sido la vanguardia de las transformaciones. Lo demuestro comparando 1994 con el descarrilamiento del tren en Oaxaca.
En 1939 se fundó el Partido Acción Nacional (PAN) y en 1981 el Partido Socialista Unificado de México. Jamás lograron que los presidentes priistas concedieran autonomía a una autoridad electoral férreamente controlada por el régimen. El cambio vino cuando la sociedad intervino.
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Así pensaba el presidente Carlos Salinas de Gortari el último día de 1993; estaba celebrando en Los Pinos la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos cuando empezó, en Chiapas, la rebelión zapatista que cambió la historia.
El 12 de enero, Salinas decretó una tregua y envió a Manuel Camacho a promover la paz en Chiapas y puso a Jorge Carpizo como secretario emergente de Gobernación con el encargo de negociar con los tres principales partidos los llamados Acuerdos de Barcelona, que ciudadanizaron al Instituto Federal Electoral (IFE) y sentaron las bases de la alternancia presidencial.
En marzo de 1994 nació Alianza Cívica, una organización de la sociedad civil que articuló una campaña integral de observación de elecciones y desplegó, el día de los comicios, a 40 mil voluntarios que documentaron una elección sumamente inequitativa.
En suma, un movimiento armado y una movilización ciudadana abrieron las puertas a la alternancia pacífica en la presidencia en el 2000. Suponíamos que los partidos de derecha e izquierda –PAN, PRD y ahora Morena– implementarían los cambios ambicionados por la sociedad. Nos equivocamos rotundamente.
Las cúpulas de los partidos quedaron prendadas de las ventajas asociadas con la cultura priista: manejo total del presupuesto estatal, impunidad a los corruptos de todas las generaciones y colores, amnistía de facto a los criminales, colonización de los organismos públicos encargados de garantizar derechos. Un sistema pensado y hecho a su medida y para su beneficio.
Así llegamos a 2025, un año con abundancia de escándalos de corrupción e impunidad que fueron denunciados una y otra vez por medios de comunicación independientes y por organismos civiles. Los partidos opositores reaccionaron con peroratas, pero no recuerdo una sola investigación que fundamentara sus afirmaciones.
En esas estábamos cuando se descarriló, el domingo pasado, el Tren Interoceánico en Oaxaca. La sociedad puso a los 13 muertos y a los 98 heridos, el gobierno de la 4T ofreció la obra que lo hizo posible: mal hecha, con máquinas y durmientes viejos, con balastro de calidad desigual, envuelta en opacidad y justificada con discursos triunfalistas.
Reforma y otros medios de comunicación, recuperaron inmediatamente las investigaciones y revelaciones de Latinus y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) sobre la participación de dos hijos del presidente anterior. Según sus versiones, Andrés Manuel y Gonzalo López Beltrán lograron que cercanos a ellos proveyeran el balastro requerido para la construcción y metieran a las empresas que, ahora sabemos, se atascaron de dinero con la tolerancia del ahora secretario de la Marina.
Las frases más ofensivas, que hasta ahora no han sido refutadas, las pronunció otro pariente de la exprimera familia. Pedro Salazar Beltrán recordaba que “al laboratorio (había que) pasarle la mochada para que autoricen” el material defectuoso, e hizo la predicción cumplida el domingo pasado: “ya cuando se descarrile el tren, ya va a ser otro pedo” (Rolando Herrera, Reforma, 29 de diciembre de 2025).
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¿Será “otro pedo”? Llevamos un siglo aguantándolos.
Está muy bien que la Presidenta haya viajado a Oaxaca; sería mejor que la Fiscalía General de la República (FGR) actúe con seriedad y responsabilidad para exonerar o castigar a los dos hijos del expresidente y a sus amigos. Puede hacerlo, porque la 4T controla todos los hilos del poder requeridos.
A la ciudadanía le queda reforzar a la sociedad organizada que lucha por los derechos de las víctimas de partidos a los que sólo les interesa la apropiación de cargos y presupuestos. Hasta ahora, lo único que han demostrado es su irrelevancia como sujetos de la historia.
La historia de la transición está lejos, muy lejos de haber terminado. Los retos para la sociedad son enormes porque, por ahora, sigue siendo la vanguardia del cambio.