Artículo obligadísimo

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TEMAS
I.-Amo el cine.
"Ya lo sabemos", podrían replicar mis habituales lectores. "¡Y quién no!", agregaría alguien más.
Y como amante del cine, soy también por necesidad un rendido apasionado de las partituras que ensalzan a esta forma de expresión que nació siendo eminentemente visual.
Ello volvió obligadísima mi asistencia al concierto que la Orquesta Filarmónica de Saltillo ofreció el domingo, con una selección de magistrales composiciones para bandas sonoras fílmicas.
El compendio más elemental de las increíbles composiciones para el séptimo arte y sus autores sería sencillamente inabarcable; desde Max Steiner, Miklós Rozsa, Ennio Morricone, Elmer Bernstein, Vangelis o Jerry Goldsmith, por sólo mencionar los que tienen fuerte influencia en la industria de Hollywwod.
Pero para cautivar a una concurrencia más numerosa, la Filarmónica ofreció temas de cintas muy populares, lo que en absoluto es reprochable sino, todo al contrario, motivo de agradecimiento.
Y como estrategia es válida, para seguir ganándose el corazón de los saltillenses -que podemos presumir de cultos melómanos lo mismo que Peña Nieto de letrado-. Prueba de lo que digo son las reiteradas y penosas bajas asistencias registradas en muchos de los exquisitos recitales que ofrece la Camerata de Coahuila, otra agrupación de excelencia que no deja de picar piedra en la indiferencia de ésta, mi ciudad, a diferencia de Torreón donde sus conciertos son todo un acontecimiento.
El caso es que la aún muy joven Filarmónica, con piezas tan pulidas como conocidas y queridas por el gran público, puede congratularse de que la noche del domingo le representó un éxito absoluto.
Ni me atrevo a hacer la más tímida observación marginal para que no parezca que le estoy poniendo peros al bello espectáculo que nos entregaron los músicos de la Filarmónica y su conductor, Natanael Espinoza. No, cualquier comentario que no sea un rendido elogio mejor me lo guardo.
Oberturas y suites, es la manera de llevar la música del cine a las salas de conciertos y eso fue precisamente lo que se nos entregó: los temas de historias y personajes con los que todos tenemos vínculos personales muy recónditos.
Por ejemplo, yo adoro y conozco desde niño cada pasaje de la heroica marcha de "Superman", de John Williams; pero mi niño adulto se rindió definitivamente el domingo ante la exquisita ejecución del tema de "Spiderman" de Danny Elfman. La Filarmónica nos hizo volar con "E.T." y tocar fondo con "Titanic". Sacó nuestra gallardía con "El Señor de los Anillos" y nos llevó explorar el lado menos noble de la naturaleza humana con "La Lista de Schindler".
Y así, entre evocaciones y emoción vueltas música, transcurrió una noche que recordaremos mientras siga siendo el cine recurso de nuestro autodescubrimiento.
¡Bravo, maestro!
II.- La gala dominical inició con la partitura del filme de 1991 "Robin Hood, Prince of Thieves". Y me pareció irónico de tan apropiado, ya que en este momento Coahuila está urgido, no de un justiciero social cualquiera, sino del regreso del mismísimo arquero de Sherwood en persona, el legendario Robin de Locksley.
Y si ya felicitamos a la Filarmónica de Saltillo por obsequiarnos -entre otras- la banda sonora de Robin Hood, justo es que felicitemos al Gobernador del Estado, Rubén Moreira, porque materialmente logró resucitar al temible Sheriff de Nottingham en su persona, convencido de que, sacándonos cada quinto de los bolsillos va a poder resarcir la dilapidación del gobierno que lo precedió y encabezó su propio hermano.
Nosotros, como asustados aldeanos, ya no sabemos si apechugar o correr a la espesura del bosque para huir de la tiránica pero sonriente política recaudatoria de Moreira Valdez, misma que usted ya habrá vivido en alguna de sus modalidades a saber: Nuevos impuestos, incremento de tarifas, cobro por uso de áreas recreativas, ¡disminución salarial! y, el favorito de los ciudadanos, extorsión policiaca.
Robin Hood robaba a los ricos para ayudar a los pobres; la administración estatal busca robarnos para encubrir otro robo (un mega robo).
Todo el poder del Estado al servicio del más temible recaudador de la historia, "Moreira de Nottingham".
Buena falta que nos hace Robin Hood. ¡Vaya, si hasta "Chucho el Roto" nos sería de gran ayuda!
Concluimos de manera que hasta el Gobernador nos entienda: Natanael Espinoza, director de la Filarmónica, tú muy bien. Rubén Moreira, el temible recaudador, tú muy mal.
petatiux@hotmail.com