Nada está escrito

Opinión
/ 2 octubre 2015

"¡Eres fantástica en la cama, Flordelisia! -le dijo el labioso galán a la muchacha-. ¡Eres fantástica al besar, al acariciar, al hacer el amor, al. al. al.! ¡En fin, eres fantástica!". "Gracias, Libidio -agradeció ella-. Pero quiero informarte que a consecuencia de mis encuentros eróticos contigo estoy with child como dicen los ingleses; en estado de buena esperanza, como dicen los españoles; trägtich o Schwangere, como dicen los alemanes; grosse, como dicen los franceses; incinta o gravida, como dicen los italianos; enferma de gustos pasados, como dicen los norteños mexicanos. Quiero decir, en fin, que estoy embarazada". El lúbrico seductor tragó saliva. Inquieto, preguntó: "Y ¿qué piensas hacer?". Respondió ella: "Si no te casas conmigo me suicidaré". "¿Lo ves? -se alegra el tal Libidio-. ¡Eres fantástica!". Empédocles Etílez, ebrio perseverante, era jardinero en el convento de la Reverberación. Sor Bette, la madre superiora, lo vio un día haciendo eses cuando se dirigía al jardín. "Empédocles, Empédocles -lo reprendió con paciente dulcedumbre-. ¿Otra vez viene usted a su trabajo en estado inconveniente?". Farfulló tartajoso el temulento: "¡No, reverenda copa! ¡Le rujo que nada más me tomé dos madrecitas!". El inspector escolar fue a evaluar a los alumnos de tercer año de primaria. Ya se sabe que en este país a los niños se les evalúa permanentemente, y a los maestros nunca. "A ver, Pepito -preguntó la guapa profesora del grupo-. ¿Cómo se llama esta figura geométrica?". Hizo la pregunta, y se dio la vuelta para dibujar en el pizarrón la figura. Al hacerlo mostró su magnífico derriére, abundoso, redondeado, túrgido, opulento, firme, munificente y tentador. "Esa figura -respondió Pepito con voz segura-, se llama queculazo". "¡Majadero! -exclamó con indignación la biensentable profesora-. ¡Sal ahora mismo del salón!". Al encaminarse hacia la puerta se volvió Pepito al inspector y le dijo con tono rencoroso: "Si no sabe pa' qué sopla". Los argentinos, especialmente los porteños, gozan fama de tener una altísima autoestima. Sé de uno que al llenar su carnet de identidad ponía siempre en el renglón correspondiente a sexo: "Enorme". Pues bien: Jactancio Fanfarroni, atleta bonaerense, participó en una carrera de mil metros planos en la cual corrió también su tradicional enemigo, el famoso europeo Lime Kepotaz. Al final de la competición un redactor del diario deportivo "Maradona vivirá por siempre" le preguntó por teléfono a Jactancio cómo le había ido. "¡Extraordinariamente bien! -contestó, elato, el argentino-. ¡Llegué en segundo lugar!". Inquirió el reportero: "Y a Kepotaz ¿cómo le fue?". "Pésimamente -respondió Fanfarroni muy contento-. Ocupó el penúltimo sitio. Apenas adelantó por 500 metros al corredor que llegó el último a la meta". Ya iba a colgar el entrevistador cuando se le ocurrió preguntar: "Y dígame, Jactancio: ¿cuántos corredores participaron en la competencia?". Masculló Fanfarrone la respuesta: "Dos. Kepotaz y yo". Muy agradecido, agradecidísimo debe estar López Obrador con el ignoto señor Quadri: lo ha salvado de estar en último lugar en las encuestas, y le ha permitido ocupar sólo el penúltimo sitio, que no se oye tan mal. No obstante eso sigue sin cobrar fuerza la súbita utopía de la República Amorosa. El cambio que de la noche a la mañana tuvo AMLO, del agresivo "¡Al diablo las instituciones!" al tierno "Cultivo una rosa blanca", no ha convencido a muchos electores, que siguen mirando con sospecha tan súbita mudanza. Por otro lado, al parecer se ha detenido el fuerte impulso que llevaba Josefina Vázquez Mota. Lo sucedido en el estadio que se vació mientras decía su discurso, y luego el fuego amigo a que ha sido sometida en el interior de su partido, han sido estorbo para su ascenso en el índice de preferencia electoral. Enrique Peña Nieto se mantiene firme en el lugar primero. No se confíe, sin embargo. Igual consistencia mostraron una vez Francisco Labastida y el propio López Obrador, y recordemos cuáles fueron los resultados al final. Quiero decir que, a pesar de lo que muestren los números ahora, nada está escrito todavía. La campaña que está por empezar, aparentemente breve, va a ser larga, y en su curso se podrán cometer muchos errores que alterarían el panorama actual. Las encuestas electorales, igual que los juramentos de amor eterno, son provisionales, y pueden cambiar de un día a otro. FIN.




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