Futbol y medio ambiente ¿una utopía?

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Más de una vez he escuchado comentarios de ambientalistas en el sentido de que si los aficionados de los equipos de la Federación Mexicana de Futbol, durante los medios tiempos de la transmisión televisiva de los partidos recibieran información sobre el cuidado del planeta y no sólo publicidad de bebidas refrescantes y etílicas, se generaría una importante masa crítica. Muchos hombres y mujeres viven y mueren por su pasión futbolera. Tengo un amigo de gran bigote que llora cuando su equipo consentido pierde un clásico. Algunos aficionados llegan a los puños para defender los colores de su equipo. Ahora, con la comunicación eficiente sobre educación ambiental, todos ellos podrían desarrollar su amor por la conservación de la Tierra, hasta podrían comprometerse con el destino de los manglares y los arrecifes en las costas del mundo y con la extinción de las especies endémicas de la región en la que viven.
Mi esposa y mis hijos aman el futbol y seguramente verían con buenos ojos que algunos de los famosos goleadores lideraran campañas de forestación, o de limpieza de cuerpos de agua. ¿Por qué no pensar que entre los futbolistas y los dueños de equipos puede haber uno que otro ciudadano planetario? Imaginemos a Cuauhtémoc Blanco plantando árboles en el Ajusco con todo y la popular actriz Carmen Salinas caracterizada como su madre, "El Chupete" Suazo levantando residuos del Río Salinas o de algún otro río del noreste mexicano; y estas acciones respaldadas por sus seguidores y cubiertas por los medios masivos de comunicación.
Algunos lectores se estarán riendo de estos comentarios pues pensarán que resulta utópico que las televisoras promuevan los temas medio ambientales durante la transmisión televisiva de los partidos de futbol, y una fantasía que los jugadores con sueldos millonarios inviertan tiempo en actividades ecológicas. ¿Cómo podría ser posible ésto si los medios de comunicación obtienen sus mejores utilidades económicas de los spots que les contratan las macro empresas? Por un lado, con una política pública que establezca instrumentos fiscales que permitan la deducción de impuestos equivalente al costo del tiempo aire. Por otro lado, con una iniciativa de ley que obligue a que las televisoras comerciales otorguen un tiempo para la difusión de la cultura ambiental, pero no en horarios en los que nadie ve televisión, sino en horarios triple A.
En cuanto a los jugadores, bastará que alguien los concientice de su poder de convocatoria que aunque efímero podría canalizarse hacia la causa ambiental. Estoy seguro que más de una fundación ambientalista dedicaría tiempo para culturizar a las estrellas del futbol sin intereses pecuniarios. Ya hay algunos esfuerzos, -ligados aún a patrocinios comerciales- que las televisoras más grandes en el País realizan con el tema verde, pero son insuficientes, como insuficiente resulta conmemorar el día 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente, politizado por la estructura del Gobierno Federal, e ignorado por el común de la gente.
Qué bueno sería que las televisoras se comprometieran a contar con una barra de programas medio ambientales; que los comunicadores especializados en deporte tomaran como propios los Objetivos del milenio ya que son líderes de opinión e inspiran conductas; que los hinchas compitieran en la práctica de gritar porras no sólo ataviados con camisolas repletas de marcas comerciales, sino contando también con mejores prácticas de consumo. Nuestros malos hábitos tienen a la Tierra en un compás de penalty final. ¡Ojalá que ese gol nunca llegue!