Graves daños a la clase obrera

Opinión
/ 2 octubre 2015

Intencionadamente he encabezado este artículo con el sujeto histórico del proceso legislativo que hoy se vive en México: la clase fundamental, la obrera, que está ante el replanteamiento de sus relaciones con el Estado, al decidir reformar la Ley Federal del Trabajo, y con la sociedad entera, al crearse nuevas formas para la producción, mediante la alteración práctica de la contratación del servicio por los obreros y del pago de un salario por los patrones. En ambas esferas la iniciativa de Felipe Calderón representa una radical ofensiva contra la clase obrera.

Y develo que la clase obrera es el personaje principal, porque los daños que proyecta esta "iniciativa preferente" contra ella son de la mayor gravedad y afectan a todo el país, a sus instituciones, al régimen político. Con el pretexto de crear empleos, la iniciativa calderonista inicia una acción autoritaria, de igual prepotencia que la "guerra" contra el crimen organizado, una guerra contra la organización de la clase obrera, para transformar a ésta, de una clase organizada en un conjunto de trabajadores dispersos frente a un Estado compacto, que se luce garantizando las ganancias de patrones nativos y de importación, aun cuando éstos ya no necesiten contratar a la fuerza de trabajo ni hacerse presentes en su empresa: para ello, "inocentemente" se legitima a los subcontratantes outsoucirgentes -antes clandestinos- que serán los encargados.

No hay que cerrar los ojos ante la gravedad del hecho: despoja a los trabajadores de todo tipo de contratación colectiva, de cualquier forma de organización que pugne por su registro; esos contratos ya existen son los contratos de protección que no necesitan una organización resultado del ejercicio de la libertad sindical. Basta establecer un convenio con agencias establecidas o compañías intermediarias y los obreros vendrán: por una hora, por un día o por varios si fuera satisfactoria su productividad, cuya medida la harán el patrón o la agencia.

Ya hoy, antes de que la Cámara de Senadores se reúna en pleno para aprobarla, se han externado numerosas opiniones que reclaman información o, de plano rechazan la iniciativa. Por ejemplo, EL UNIVERSAL, en su editorial del día 9, dice: "En los últimos años se ha apreciado un notable crecimiento, en empresas mexicanas, del uso de figuras como la subcontratación (outsourcing) o de compañías intermediarias, entre otras, las cuales teóricamente están diseñadas para favorecer la competitividad de los actores económicos, que, sin embargo, han devenido en instrumentos del deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores o en la evasión de impuestos y prestaciones Estos esquemas, hasta hoy, no están plenamente regulados. El número de trabajadores que se encuentra laborando bajo ese esquema no se conoce con precisión. " EL UNIVERSAL /09/10/012)

Tales empresas no están reguladas pero su número sobrepasa los 14 mil y ya maneja más de cuatro millones de trabajadores. La evasión de impuestos anual se calcula en 3 mil 800 millones de pesos. Mas si eso es inaceptable, es más grave que representen una relación laboral sin más contrato que la relación del obrero con el empleado al cargo de una oficina y el pago acordado "por hora", "por día" o por un tiempo mayor si su desempeño, a juicio del patrón o de la agencia, es satisfactorio. En esas condiciones el obrero está desamparado, fuera de las normas laborales hasta hoy establecidas por el artículo 123 constitucional o por la Ley Federal del Trabajo, y hay que decir que la iniciativa ni el dictamen aprobado por los diputados no contienen medidas que garanticen los derechos de los trabajadores.

El senador Alejandro Encinas en su artículo del mismo día 9, señala que si "se materializa el escenario del naufragio de la iniciativa preferente calderonista, el ganador de pleno derecho , el que se levantará todo el monte, será el PRD con el bloque de partidos de izquierda, opuestos a la iniciativa completa: a la primera parte que consideran pro empresarial, por la flexibilización de los requisitos para contratar y despedir y -con divisiones- a la parte de transparencia y democracia de los sindicatos, porque los suyos son tan opacos y autoritarios como los del PRI, como insistió en ejemplificarlo con el SME, el hoy aliado de la izquierda, el senador panista Javier Lozano (sí, el del signo fascista de la política obrera del PAN: ¡Cooperas o cuello!).

Gerardo Unzueta

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