Delincuencia y fe

Opinión
/ 2 octubre 2015

Los delincuentes, los narcotraficantes también creen en Dios. No veo objeción alguna. De hecho y sólo tal vez, por dedicarse a semejante actividad, su fe es mayor que la de cualquier empresario católico dedicado, digamos, a la normalidad de una vida cotidiana, sin sobresalto alguno, salvo pagar la letra vencida de la casita, el cochecito y las mensualidades a los colegios privados de los hijitos.

Los narcotraficantes creen en Dios. Y ahora y en lustros recientes, creen en "Santos" heterodoxos, alejados de la Iglesia católica y su canon antiguo, pero cercanos a su fe y corazón. Creen en la "Santa Muerte", en "Jesús Malverde", en "El niño Fidencio", en "Juan Soldado" e incluso y en el extremo, en el generalísimo "Francisco Villa". Ergo: si hay católicos de fe que creen en milagros patrocinados por el Papa Juan Pablo II, ¿por qué no habría de creerse en íconos populares como "Pancho Villa" o la "Santa Muerte", los cuales les cumplen peticiones como seguridad, trabajo y empleo? Por eso la Iglesia Católica se está quedando sin fieles. Por eso la Pastoral de Fray Raúl Vera López -mediático, protagónico, pero poco o nada efectivo en el terreno que debería de dominar- está si no errada del todo, en la indefinición y los fieles, los pocos, se están yendo de sus filas. El catolicismo poco les ofrece.

Los narcotraficantes creen en Dios. Hace poco al revisar mis archivos iconográficos, di con un viejo legajo con un índice que indicaba lo siguiente: "fotografías de narcotraficantes". Las revisé sin esperar nada, pero rápido, me di cuenta de una constante, varias de ellas (todas ellas publicadas en diversos medios de comunicación, tanto aquí como en el extranjero) mostraban a los narcotraficantes en Iglesias, mientras bautizaban a sus hijos, escuchando misa, en fiestas familiares atendiendo oraciones y bendiciones de sacerdotes católicos; en actitud de recogimiento y meditación. uf.

En la década de los 90 del siglo pasado, Amado Carrillo Fuentes, el llamado "Señor de los cielos", fue grabado en una Iglesia católica. Estaba asistiendo a una boda. Nadie le molestó. Luego, se conocerían sus fotografías cuando en peregrinaje fue a Tierra Santa, a Jerusalén. El señor Carrillo Fuentes ni que dudarlo, era devoto. Los hermanos Arellano Félix, Benjamín y Ramón, en fiestas familiares, bautizando a infantes y toda la familia en bodas y ágapes religiosos. Todos creyentes, todos con una gran fe en Dios y su corte de santos. Lo mismo le rezaba a Dios que a "San Judas Tadeo", protector de las causas difíciles.

Esquina-bajan

Eso era en la década de los 90 del siglo pasado. Hoy, las preces las enderezan a la "Santa Muerte" o al "alma bendita de Jesús Malverde", el llamado "Santo patrono de los narcotraficantes". No hay de qué o por qué asustarse, así son los delincuentes, políticos, empresarios, artistas de la farándula, deportistas.

Quien ha documentado profusamente lo anterior es el avispado periodista José Gil Olmos quien ha publicado dos libros al respecto. Aquí se afirma de la fe y culto que le tributa a la "Santa Muerte" la maestra. Elba Esther Gordillo, eterna dirigente del SNTE. Uf. La Gordillo le tiene dedicados no uno, sino varios altares a la llamada "Niña blanca".

Quien también le tributa a dicho esqueleto, es el exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz. La Iglesia Católica, perdidos, como siempre.

Letras minúsculas

¿Alguien lo recuerda? Un de las primeras referencias a la "Santa Muerte" está en "Los Hijos de Sánchez", texto de Oscar Lewis, de 1961. Pie de análisis para un buen reportaje.

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