El capital y el trabajo en la era digital

Opinión
/ 28 noviembre 2012

Un artículo publicado en el diario NY Times destaca cómo las relaciones entre el capital y el trabajo se han transformado en la era digital. El autor, relata que durante una visita a un colegio comunitario en el estado de Nueva York, contrastó las notables diferencias entre los modelos de producción manufacturera de la posguerra, con los modernos cimentados en computadoras. El trabajador moderno, reconoce, es un híbrido entre el maquinista de la vieja escuela y un programador computacional, con conocimientos básicos de metalurgia, física, química, electrónica y programación. Hoy día, "no sólo hay que saber manejar una máquina, sino saber manejar la computadora que controla la máquina". 

El artículo resulta interesante cuando se tiene aún presente que gran parte de las campañas giraron alrededor de la subcontratación u outsourcing de empleos en terceros países, particularmente China. Si bien es una realidad que la mano de obra a precios más competitivos resultó en masivos despidos en algunas industrias en Estados Unidos, muchos coinciden que pese a cualquier esfuerzo, es evidente que habrá cierto tipo de trabajos que una vez que volaron, no regresarán, y que además no es menester para el país que regresen. Más aún, según el documento, en la actualidad hay aproximadamente 600 mil empleos disponibles en el mercado estadounidense para quienes presenten las habilidades suficientes para desarrollar tan sofisticadas tareas.

La paradoja, continúa el autor, es que el equilibrio del mercado laboral está desfasado pues se cree que no hay tal cosa como una brecha de capacitación entre las habilidades ofrecidas y las demandadas por la industria, sino que, por el contrario, hay una oferta suficiente pero los incentivos en el mercado no son tales como para emplearlas. Dicho de otra forma, aquellos jóvenes que cursaron carreras especializadas que demanda la industria manufacturera, han encontrado ofertas de empleo con ingresos comparables en industrias de servicios como la comida rápida, lo cual, de mantenerse así, estaría teniendo graves secuelas en la competitividad estadounidense.

Aunque muchas opiniones coinciden en que nuestro país se encuentra ya en el camino de incorporarse a la economía basada en el conocimiento, sería un gran revés que esta paradoja iniciara a reproducirse en nuestras industrias. Afortunadamente, estamos aún a buen tiempo.  

@felipecarrera1

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