Cambio de horario, mas no de época
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Los habitantes de EU acaban de atrasar el domingo pasado sus relojes una hora, debido a la adopción del horario de invierno. Afortunadamente, en su recién cumplido proceso electoral, no retrasaron al país 60 años, a los tiempos en que imperaba la discriminación y el odio racial, la cerrazón a las oportunidades de millones de sus ciudadanos o el McCarthyismo ciego e irracional.
Parte de la sociedad de EU ha marchado -o se ha dejado llevar- de forma soterrada pero implacable, a la institucionalización de una teocracia y una plutocracia que destruirían las ejemplares hazañas del espíritu y de la capacidad creativa que han distinguido a ese país. Los resultados de la elección han detenido por lo menos cuatro años ese proceso.
Recién elegido Obama, comenté que su mayor reto consistía en empezar a convencer a la sociedad norteamericana de que el american way of life, en la forma que ha ocurrido en el último medio siglo es insostenible, y constituye un "modelo a seguir" de la mayor parte de los países, especialmente los que están en desarrollo. Es un reto ubicado más en el ámbito de la ética social hacia el ambiente y sus efectos sociales, que en otros ámbitos, incluido el de la economía. Nada de esto ocurrió, por la oposición de un Congreso influido por el enorme poder del cabildeo de las industrias que se verían afectadas por un cambio de comportamiento ciudadano de esta naturaleza.
El presente año pasará, en la historia de EU, como uno marcado por desastrosos incendios, severas sequías y el reciente huracán Sandy, que destrozó buena parte de la costa Este del país. Muchos pensamos que si esta serie de eventos climáticos catastróficos no "les mueve el piso" a una buena parte de los escépticos acerca del cambio climático en ese país -y adoptan otra actitud al respecto- requerirán experimentar crecientemente más severos eventos de este tipo, con costos humanos y económicos que podrían resultar inmanejables para la economía de ese país. Lo malo es que esos eventos no sólo ocurrirán en territorio estadounidense, sino en muchas regiones del mundo y serán especialmente inmanejables en los países con muchos menos recursos económicos, tecnológicos y de infraestructura que EU.
Obama ha enfrentado cuatro años de granítica oposición por parte de los Republicanos a cualquier medida de avance serio en la reducción de emisiones por parte de su país. ¿Seguirá esa ceguera Republicana a ultranza sobre el cambio climático y de hecho sobre toda la ciencia alrededor del fenómeno? O si bien, incluso con la polarización política existente ahora, ¿podrá Obama adoptar soluciones basadas en la ciencia y que reduzcan permanentemente las emisiones de carbón y preparen más efectivamente a su país para los futuros desastres relacionados al cambio climático, que seguirán amenazando las vidas y el bienestar de la sociedad estadounidense? Recuerdo, en relación a esta situación, la certera frase de Paul Ehrlich, profesor emérito de Stanford en este sentido: "Los políticos creen que (quienes estudian) los asuntos ambientales representan solamente un grupo más de presión política. Piensan que pueden negociar con las leyes de la naturaleza, y desde luego no pueden hacerlo"
En relación a la otra faceta del reto del presidente Obama, me pregunto si tendrá la capacidad de empezar a reconducir el sistema capitalista de su país a una nueva fase de ese modelo que sea amigable y respetuosa con el ambiente. Más aún, a un capitalismo que el mismo Adam Smith consideraba como benéfico, siempre y cuando fuese "ejercido por una sociedad con sentimientos morales".
Barack Obama obtuvo un nuevo -y último- mandato de parte de su ciudadanía. No enfrenta los riesgos de no reelegirse, que pudieron haber impedido su acción en los primeros cuatro años. ¿Tendrá el liderazgo para reencauzar a una claramente nueva población de su país hacia un futuro de liderazgo ético, no solamente tecnológico y económico? Veremos.
José Sarukhán