Robles, Jonguitud, Gordillo
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Existe un punto en común entre los presidentes Luis Echeverría Alvarez, Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto, los tres operaron, cada uno a su modo, la destitución del líder en turno del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
El 22 de septiembre de 1972, con el apoyo del Presidente Echeverría, el profesor Carlos Jonguitud Barrios, dirigente del movimiento Vanguardia Revolucionaria del Magisterio, dio el tiro de gracia al maximato ejercido en el SNTE por Jesús Robles Martínez desde finales de la década de los 40.
Cerca de 17 años después, el 23 de abril de 1989, Jonguitud Barrios entra al despacho presidencial y después de recibir instrucciones de Salinas de Gortari renuncia a la Presidencia del sindicato magisterial, meses más tarde, Elba Esther Gordillo Morales asume el máximo cargo de la organización gremial de los profesores.
Veintitres años y 10 meses después, en el aeropuerto de Toluca, agentes de la Procuraduría General de la República detienen a Gordillo Morales acusada de desviar cantidades millonarias en su propio beneficio; horas después, en Guadalajara, Juan Díaz de la Torre asumió la dirigencia del Sindicato.
Enquistados en la generosa ubre del SNTE, pero al fin y al cabo hombres del sistema, Jesús Robles y Carlos Jonguitud, tuvieron una salida más o menos tersa. Elba Esther Gordillo, por el contrario, hace ya rato que circulaba por la libre, formó su propio partido político y se sintió con poder para pactar con presidentes e incluso imponer funcionarios, no entendió el cambio de reglas con la llegada de un nuevo presidente priísta, quizá es por eso que duerme en un reclusorio, mientras los otros exdirigentes, al dejar el cargo, se fueron a lamentar a su casa.
La pequeña lista de los líderes nacionales del magisterio huele a traición y podredumbre, Jonguitud Barrios formó parte del grupo en el poder que encabezó Robles Martínez, a quien después destituyó; Elba Esther Gordillo fue integrante del movimiento Vanguardia Revolucionaria encabezado por Jonguitud, a quien después sustituyó en el cargo; Díaz de la Torre era considerado incondicional de Gordillo y ahora despacha en su lugar.
Es claro que la lideresa magisterial era un obstáculo para modernizar el sistema educativo y la mejora de los índices de aprovechamiento académico en la educación básica, ciertamente representaba un riesgo para la rectoría educativa que debe estar en todo momento a cargo del estado mexicano, por eso su salida es de aplaudirse, sin embargo, eso no significa que automáticamente sea en beneficio de los profesores, los padres de familia y los mexicanos en general.
Considerando la historia del Sindicato, la dirigencia de Díaz de la Torre bien pudiera durar dos décadas, bajo los mismos usos y costumbres de los otros líderes. Para que la salida de Elba Esther sea benéfica para los profesores es necesario que se traduzca en transparencia y democracia.
El SNTE no puede vivir en la épocade las cavernas, bajo dictaduras totalmente opacas; el manejo del dinero debe ser transparente, todas las personas deben tener acceso a la información sindical. Los mecanismos de elección deben renovarse y los propios educadores tienen el reto de liberarse de la intromisión de partidos políticos en la vida del sindicato.
Para que la salida de Elba Esther beneficie a los padres de familia y los mexicanos en general, es necesario que se impulse una verdadera reforma educativa desde las escuelas normales y hasta la escuela rural más alejada, una reforma que implique el incremento en los niveles educativos, de lo contrario, la misma historia se repetirá cada 20 años.
hmedinaf3@gmail.com