Competencia y competitividad
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Aunque no es novedosa la idea de que la competitividad de una industria determinada es influida y condicionada por los insumos a los que tiene acceso en distintos segmentos de la producción, un documento recientemente publicado por la OCDE revela el importante rol que juega la industria de los servicios en la mejora de la competitividad de la industria manufacturera, particularmente la automotriz.
El estudio es de particular relevancia para países en nuestra condición pues concluye que en aquellas economías de renta media, el impacto puede ser mayor en virtud de que una mejora mínima en la oferta de servicios conlleva un ascenso paralelo en la cadena de valor de industrias en las que ya se disfruta alguna ventaja comparativa y se ha desarrollado cierta capacidad tecnológica.
Para México, estas pueden ser buenas y malas noticias. Por un lado es una oportunidad para desarrollar un sector de la economía en el que se emplean perfiles profesionales muy especializados y que eventualmente podrían ganar importancia en el producto interno bruto. La amenaza, por otro lado, es que países con mayores capacidades tecnológicas y servicios mejor desarrollados podrían iniciar a recuperar algunos procesos de producción que ya habían dado por perdidos en la lógica de aprovechar mano de obra más asequible en otras latitudes. No es ajeno ver testimonios de empresas que después de transferir parte de su producción a Asia, tuvieron que asumir el costo de relocalizarse en sitios donde contaban con proveedores más eficientes de servicios especializados.
En este contexto, serán de especial relevancia aquellas iniciativas legislativas cuyo objetivo sea el de mejorar la competencia. De hecho, el estudio indica que los servicios de conexión telefónica y de Internet están asociados con la competitividad, por lo que en la medida que la competencia favorezca la calidad y el precio de estos servicios, será la medida en la que mejore nuestra competitividad.
En suma, las conclusiones de esta investigación refuerzan la tesis de que en los procesos de industrialización, el libre comercio es un poderoso complemento de la política industrial. Se podrá ver el vaso medio lleno o medio vacío, pero la realidad es que la competencia por ofrecer mejores bienes y servicios que sirvan de insumos en los procesos de transformación, serán determinantes para mejorar nuestra competitividad global.