La mentira como estilo de vida

Los hábitos se forman a base de repetición de acciones. Los expertos dicen que con 21 días que repitamos determinado acto pude convertirse en un estilo de vida. Comparto a continuación las razones más comunes que pueden llevar a convertir la mentira en un estilo de vida:

Por miedo a perder algo valioso. El ejemplo más común es la infidelidad descubierta.  Caer en la garras de la tentación, de tener un doble amorío, es un riesgo enorme que muchas veces no es meditado. La adrenalina, las ganas de sentirse que aún se puede conquistar o el deseo ferviente de sentirse amado por la carencia de muestras de expresividad en una relación, incluyendo la rutina, son las principales razones que incrementan la posibilidad de sucumbir ante el espejismo de otro amor. Se niega rotundamente aún y que la víctima de la infidelidad tenga "los pelos de la burra en la mano" y no me refiero como burra a la tercera o tercero en discordia, sino las pruebas de la acción.

Consideramos valioso un trabajo y recurrimos a la mentira para expresar una y mil escusas por no llegar puntualmente o entregar oportunamente lo que se nos pide. Consideramos valioso nuestro  tiempo al recurrir a la mentira del porqué manejo tan rápido poniendo en riesgo nuestra integridad y la de los demás.

Por cuidar nuestra autoestima. Alardeamos lo que no tenemos o no hicimos. Tendemos a magnificar los éxitos y a minimizar los fracasos con el fin de salvaguardar nuestra valía. Muy diferente a las saludables técnicas para fomentar la autoestima como el auto convencimiento de que los errores son naturales y tenemos derecho a equivocarnos. Aceptar con la verdad que las cosas sucedieron de determinada manera, lo cual no significa que desmerece mi propia consideración y la de los demás.

Por piedad. Mentiras piadosas.  "Claro ¡te ves muy bien!" "Sí, ¡te quedó riquísimo!" "¡Claro que no estás gorda! Estás hecha una varita de nardo" -y la realidad es que se ve espantosa, su platillo está asqueroso y cada día está más gorda-.  Mentiras más, mentiras menos pero recurrimos a la piedad para no decir la realidad de algo que en el fondo de nuestro corazón sabemos que no es de nuestro agrado y, con el afán de no hacer sufrir o enfrentarnos a un momento difícil, preferimos recurrir a la mentira. El problema aún más grave que  mentir en sí, es que quienes la practican como estilo de vida tienden a excederse y a caer en la adulación. Quien adula constantemente no es identificado de primera instancia, pero conforme pasa el tiempo son detectados y, aunque sigan con sus intentos en hacer sentir bien a la gente, ocasionan un efecto totalmente inverso perdiendo credibilidad absoluta en todo lo que dicen y hacen.  Por eso es bueno recordar que "Vale más una verdad sutil que una mentira piadosa".

Por dinero. "Mañana te pago sin falta" -es uno de los ejemplos más comunes y frecuentes. Y ese mañana. nunca llega y, para colmo, se recurre a más mentiras para tapar la falta de responsabilidad. Cientos de empresas anuncian productos milagrosos que prometen bajar de peso sin esfuerzo, comiendo todo lo que quieras y acostadito en tu cama poniéndote determinada faja o sobando las lonjas con una banda que quema tu grasa. Y la falta de educación y necesidad de bajar de peso sin esfuerzo hacen que esas industrias generen millones de pesos a base de la mentira. El fin no justifica los medios y, sin embargo, cuando se trata de dinero, esta frase pasa a segundo término por quienes tienen la urgente necesidad de salir de problemas o por quienes carecen de valores y olvidan que la vida tiende a regresar con creces toda acción realizada en contra o a favor de alguien.

Mentira por costumbre o mitomanía.  Es el fruto de la repetición de los actos anteriormente descritos. Una mentira dicha 100 veces empieza a convertirse en verdad, pero para quienes la dicen y llega el momento en que ni ellos mismos saben si lo que contaron fue verdad o no.

Los mitómanos son personas que mienten constantemente y la mayoría de sus mentiras son irracionales, porque no tienen ninguna razón para mentir, es decir, mienten en la mayoría de la veces, ante situaciones en las que no hay necesidad de hacerlo. Es considerado un trastorno emocional que consiste en imaginar, ver y sentir cosas que no pasan realmente, y se envuelven en sus propias fantasías. Intentan demostrar a los demás que todo lo que dicen y hacen es cierto.

Está considerada como una enfermedad.  Quienes la padecen buscan resolver necesidades con falsedades. Al cabo de un tiempo, van perdiendo credibilidad y terminan siendo aislados y rechazados en el ámbito familiar, social y laboral.  Cuando los demás descubren que todo lo que dice la persona es mentira le van perdiendo confianza.

El mitómano no planifica lo que va a decir y no tiene un orden de secuencia de discriminar qué tan grande es la mentira o qué tan fuera de contexto está, sino que la expresa con la creencia de que tiene el control de ordenar sus pensamientos.

La personalidad de los mitómanos es la siguiente: son seres manipuladores, con capacidad de convencimiento y pueden demostrar una gran personalidad. Tienen pocos amigos y son de cierta forma posesivas y celosas.  Vale la pena analizar nuestras palabras e identificar la cantidad de veces que mentimos por salir a flote en los problemas cotidianos.

En conclusión, el hábito aquí sí hace al monje y quien expresa la mentira como estilo de vida sufre las graves consecuencias de soledad y críticas frecuentes.

Vale la pena analizar nuestras palabras e identificar la cantidad de veces que mentimos por salir a flote en los problemas cotidianos.

¡Animo!

¡Hasta la próxima!