Mirador
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2 octubre 2015

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La prosa dice las palabras.
La poesía las embellece.
La música las acaricia.
Dichas con música las palabras ondulan, brillan, se quejan, ríen o lloran, sueñan. Se filtran como un elixir que llega al corazón y ahí se queda. En una canción, un aria de ópera o un lied cada palabra es otra palabra, no la misma que es cuando simplemente es dicha.
Cantemos.
Cuando cantamos nosotros tampoco somos los mismos.
¡Hasta mañana!...
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