Verbos para conjugar en 2014

Opinión
/ 3 enero 2014

Los verbos son para conjugarse.

Arjona decía en una canción que Jesús es verbo y no sustativo. Quizá quería indicar que no basta creer si no se vive lo que se cree. Conjugar lo divino podría ser lo mejor de la vida humana.

Algunos verbos quedan sin conjugación y esa omisión produce pésimas consecuencias. Uno de esos verbos es escuchar. Dejarse invadir por el pensamiento ajeno -para poder servir la verdad que otro ha encontrado- es hacer posible el diálogo. No pocos conflictos habrían podido evitarse conjugando el verbo escuchar. No en subjuntivo sino en indicativo y en tiempo presente y, claro, en primera persona, tanto del singular como del plural.

Ese verbo pequeñísimo, de una sola sílaba y sólo dos letras: ir. Es uno de los más difíciles de conjugar. Algunas veces es complicadísimo en sus exigencias aunque tiene una gran simplicidad en su intención. Estar ahí es compartir vida. Es una cercanía de común unión. Suprime la distancia y logra esa experiencia espléndida que es el encuentro.

Quizá tenga raíces ancestrales el no conjugar el verbo pagar. Es otro de urgente conjugación. No sabemos si en los tiempos de Moctezuma y Cuauhtémoc ya se daba esa actitud de una solvencia siempre deudora. Puede ser que, desde entonces, las cobijas no se hicieran suficientemente largas y, por ello, ahora y siempre, dejan sin cubrir los pies, estirados -habitualmente- hasta más allá de lo que ellas daban de longitud.

Hay una serie de verbos, casi sinónimos, que tienen el denominador común de la escasa conjugación: participar, involucrarse y uno que casi saca chispas: comprometerse.

En esta época de lo desechable, de lo efímero, de lo pasajero y renovable la duración ha perdido su alta calificación. El diamante de lo "para siempre", "mientras dure la vida", "hasta que la muerte nos separe" se sustituye por la hojalata y el cartoncillo de lo provisional y lo disoluble.

Conjugar el verbo vivir es urgente en tiempos en que a cualquier cosa se le llama vida. Y hay otro, cercano a ese, que es el verbo que hicieron famoso Los Beattles en su canto emblemático "dejar ser", "dejar vivir". Estos verbos exigen conjugación por toda madre y por todo verdadero médico, desde que una personita, él o ella, grita silenciosamente, al ser concebido: "¡Aquí estoy!".


El autor de Claraboya, quien ha escrito para Vanguardia desde hace más de 25 años, intenta apegarse a la definición de esa palabra para tratar de ser una luz que se filtra en los asuntos diarios de la comunidad local, nacional y del mundo. Escrita por Luferni, que no es un seudónimo sino un acróstico, esta colaboración forma ya parte del sello y estilo de este medio de comunicación.

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