CFE: ¿comienza el cambio hacia la energía limpia?
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La decisión de comenzar a construir proyectos fotovoltaicos en el país debe implicar la corrección de la política energética seguida en los últimos años
Uno de los atributos no explotados de nuestro país es su altísimo potencial para la generación de energía eléctrica a partir de la luz solar. Especialistas en el tema ubican a México entre las cinco naciones con mayor potencial de generación por medio del sol.
De hecho, un informe recientemente divulgado señala que aprovechar dicho potencial podría representar, para México, dejar de importar gas para producir electricidad. Por otro lado, se asegura que nuestro país podría obtener hasta el 90 por ciento de su consumo eléctrico a través de este método.
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No es poca cosa. Estamos hablando de la posibilidad no solamente de alcanzar la autosuficiencia energética, sino de migrar a modelos limpios de generación eléctrica dejando de quemar combustibles fósiles.
El comentario viene al caso a propósito del anuncio, realizado por la presidenta Claudia Sheinbaum, de que en 2026 arrancarán media docena de proyectos de generación eléctrica fotovoltaica como parte del Plan de Fortalecimiento y Expansión del Sistema Eléctrico Nacional 2025-2030.
Se trata de un anuncio relevante que pone fin a la etapa en la cual se cerró la puerta, de forma irracional, a este tipo de iniciativas a partir de una postura puramente ideológica en la cual la técnica y la evidencia empírica no tuvieron cabida al momento de tomar decisiones estratégicas.
Aún más relevante para Coahuila es que dos de los proyectos tendrán como destino a nuestra entidad, lo cual marcaría, además, el inicio del proceso de abandono del carbón mineral como combustible para la producción del fluido eléctrico.
De acuerdo con Emilia Esther Calleja Alor, directora general de la CFE, para la construcción de los dos proyectos fotovoltaicos en Coahuila –Carbón II y Río Escondido– la paraestatal ha definido un calendario que arrancará en febrero del año próximo.
Se trata, a no dudarlo, de una noticia que debe celebrarse no solamente por lo que implica en materia de obra pública y la derrama consecuente, sino por sus implicaciones de cara al futuro. Estamos hablando de dos proyectos que pueden marcar el punto de inflexión hacia la generación de electricidad con menor impacto negativo en el medio ambiente.
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Cabría esperar, en este sentido, que no estemos ante una simple golondrina que no haga verano, sino que presenciemos un verdadero cambio en el enfoque del Gobierno de la República que nos permita recuperar, al menos en parte, el tiempo que hemos perdido en este aspecto.
Y es que a estas alturas, de acuerdo con voces especializadas, México tendría que estar produciendo en este momento alrededor del 45 por ciento de su electricidad de forma “limpia”, una meta que ya han alcanzado países como España y Chile.
Nunca es tarde para empezar... a condición de que el arranque se registre con absoluta determinación.