Ronda Uno: la prueba del ácido
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El government take es lo que el Estado se lleva de cada proyecto de exploración y explotación. O sea, “al César lo que es del César” independientemente del modelo económico del régimen fiscal a utilizar en los contratos
Nuestra ubicación geográfica energética es envidiable. La cercanía al principal consumidor y su infraestructura, el Golfo, el Pacífico, etc. ayudan a incentivar la reforma en términos de encontrar vías para comercializar la producción.
La Ronda Uno, el proceso a través del cual el gobierno federal licitará los proyectos de exploración y producción a empresas privadas y públicas, ha despertado mucho interés, nacional y extranjero, sobre las posibilidades de exploración y explotación en nuestro País. La Secretaria de Energía ha participado en una gran cantidad de discusiones con corporativos y delegaciones de varias partes del mundo y el tema que se discute tiene un denominador común: la abundancia de beneficios derivados de las rondas de licitación Y por qué no si tenemos el potencial para materializar esto y más, pero.... ¿Qué factores habrá que considerar para que esta ronda cumpla las expectativas? Veamos:
La cantidad de recursos: Dado que a Pemex sólo se le ha otorgado lo suficiente para mantener los niveles de producción actual, cualquier incremento corresponderá a quienes ganen las licitaciones. Ahora, para asegurar de que se cumpla la meta de incrementar la producción, nuestro gobierno está ofreciendo una magna cantidad de bloques con distintas geologías petroleras.
Esto es algo definitivamente mayor a lo esperado, al grado que el presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) la clasifica dentro de las mas amplias que se han llevado en el mundo, comparable con las de países como Noruega y Brasil. La pregunta es ¿quedará algo para la ronda 2 o 3?
El cronograma: El calendario Ronda Uno es bastante agresivo dado que se tienen muchas metas planteadas por alcanzar. Recapitulando: estamos hablando de adjudicar 169 bloques por medio de licitaciones, 10 asociaciones con Pemex (farmouts) y 11 migraciones de Contratos Integrales de Exploración y Producción (CIEP) y Contratos de Obra Pública Financiada (COPF) a la CFE.
Todo debe concluirse en el 2015. Será importante mantener estricto apego a las fechas si se pretende cumplir con todas estas metas. De lo contrario, la comunidad energética leerá, entre líneas, que no estamos preparados para la transición.
Transparencia y Reglas Claras: El interés por la reforma es seguido por el escepticismo por invertir en nuestro país. Para disminuirlo, el Presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) mencionó que “el reto es que las reglas sean claras y que sean efectivas para conseguir el modelo de industria que se está buscando. El cambio es profundo y hay que matar este escepticismo con instrumentos legales y regulatorios que dejen claro cuáles son las reglas”.
Recordemos que este mes saldrán las bases previas a la Ronda Uno y el pasado 31 de octubre se publicó el paquete de los reglamentos en materia energética. Y así, poco a poco irán saliendo directivas, lineamientos y disposiciones generales hasta mediados del próximo año, las cuales tomarán tiempo para analizar y ver qué tan claras y congruentes son con la Constitución.
El apego y claridad preverá revocaciones como lo es la de el tren México-Querétaro, revocado por “Puntos Sospechosos”. De lo contrario, si se carece de claridad y transparencia se estaría abriendo una rendija a la corrupción.
El precio del Petróleo: Es simple: si lo que le importa al gobierno es incrementar la producción de petróleo mexicano, a las empresas energéticas lo que le importa es cuánto les va a costar sacar ese petróleo.
Para ellos los barriles baratos importan más que la cantidad. Desafortunadamente, los últimos meses han visto una caída del precio del petróleo de más del 20%. Las consecuencias inmediatas: medidas de austeridad (aunque la Secretaria de Hacienda y Crédito Público asegura que esto no va a generar mayor déficit, pero esa es otra historia).
Las consecuencias de la Ronda Uno: las áreas con mayores costos de extracción pierden atractivo. Por ejemplo, para Pemex el costo de extracción de petróleo en Cantarell es de 53.9 dólares. A los precios actuales, esta área de extracción podría soportar una reducción de 25.94 dólares para dejar de ser rentable. Como Cantarell, hay campos petroleros que son mejor negocio (con rangos entre los 2.5 a 35 dólares por barril) que otros.
Por consiguiente, no todas las áreas de extracción son tan baratas y las primeras que dejan de ser atractivas son las que ya sabemos que la extracción es costosa y difícil, como las aguas profunda y gas shale.
En resumen, sin duda los bajos precios del crudo restarán atractivos a la Ronda Uno a menos de que el gobierno decida disminuir su renta petrolera , lo que nos lleva a:
Government Take: El government take es lo que el Estado se lleva de cada proyecto de exploración y explotación. O sea, “al César lo que es del César” independientemente del modelo económico del régimen fiscal a utilizar en los contratos. Al final del día se tienen que maximizar los ingresos para justificar el cambio en nuestra Constitución. Recordemos también que los ganadores de estos procesos de licitación serán quienes aporten más al estado mexicano.
El problema es que al precio de extracción hay que agregarle los impuestos y eso empieza a complicar las cosas ante los ojos de los inversionistas. He aquí el dilema; si el gobierno subasta los campos a un menor precio de lo que se preveía, se generarán criticas por parte de aquellos que se opusieron a la reforma, ya que dirán que se están regalando los recursos petroleros. Si no los baja y el precio del barril sigue cayendo, se pone en riesgo atraer a los inversionistas correctos.
Infraestructura: Una cosa es perforar por hidrocarburos, otra cosa es llegar a ese lugar mediante carreteras, contar con medios de telecomunicaciones, obtener agua para perforar, distribuir lo extraído mediante gasoductos o vías de tren, almacenarlo, generar la electricidad, llevarla a quienes la necesitan, etc. Toda la cadena de valor de la industria energética requiere de grandes inversiones de infraestructura a la par de las actividades de exploración y extracción. México no está mal posicionado en los rankings mundiales, pero todavía hay mucho por hacer.
Es por eso que la CFE anunció un paquete de 16 proyectos de infraestructura eléctrica a licitar, de los que se espera una inversión cercana a los 4,900 millones de dólares. Habrá que ver si hay suficiente tiempo para materializar estos proyectos y si van a ayudar en reducir las pérdidas en el sistema de distribución.
PEMEX: El presidente de PEMEX concluía con cierta razón, en su discurso de presentación de la Ronda Uno, que “Petróleos Mexicanos enfrenta el mayor reto en su historia, el reto de competir en toda la cadena de valor”. Nuestra nueva empresa productiva del estado ahora tendrá que velar por sus propios intereses si quiere recuperar recursos no otorgados en la Ronda Cero, ya que tendrá que licitar por ellos al igual que cualquier otra empresa.
La gran ventaja es que Pemex sabe con certeza cuáles son los mejores campos en cuestión de negocios y es casi lógico que tratará de ir por los campos que le negaron en la ronda cero, en es asociaciones como lo hicieron Petrobras y Ecopetrol en las aperturas petroleras en Brasil y Colombia. El problema es que Pemex no es como Petrobras y Ecopetrol.
No es una sociedad anónima que cotice en Bolsa, sino un ente 100 % gubernamental, gigante y dominante al cual todos querrán cortejar como su socio predilecto a la hora de las asociaciones. ¿Conoceremos los criterios de asociación de PEMEX, o quedarán las compañías tratando de danzar un vals con nuestra paraestatal en un piso no necesariamente fijo?
Inseguridad: La inseguridad en las fronteras, el robo de ductos en tomas clandestinas y los hecho recientes en Guerrero (por nombrar sólo algunos) disuaden a los inversionistas. Y aunque el riesgo político de México es bajo (en un comparativo mundial) ¿Qué pensará en el petrolero texano al enterarse de estas noticias por CNN antes de ir a una junta sobre una posible expansión en México, o el europeo que sigue a la BBC o el árabe que sintoniza Al-Jazeera?
Uso de suelo: Nuestra ubicación geográfica energética es envidiable. La cercanía al principal consumidor y su infraestructura, el Golfo, el Pacífico, etc. ayudan a incentivar la reforma en términos de encontrar vías para canalizar y comercializar la producción. Sin embargo, gracias al punto anterior, a nivel nacional la confianza está fracturada y será difícil que el pueblo apoye la reforma.
Por ende, existirá cierta aprehensión por parte de un terrateniente y la empresa privada a la hora de firmar un contrato. Para incentivar las negociaciones entre unos y los otros (dado que el gobierno no participará directamente), se estipula que en el caso de extracción de gas natural, el operador pagará entre 0.5% y 3% de sus ganancias. Mientras que para cualquier otro hidrocarburo, el pago por el uso de suelo rondará entre el 0.5 y el 2% de las ganancias del operador. El punto es… ¿Será suficiente?
El modelo de la Ronda Uno estipula que los ganadores de las licitaciones serán aquellos que representen la mejor alternativa técnica y maximicen los ingresos para el Estado.
De la misma manera, respondiendo a la última pregunta, el famoso economista Milton Friedman argumentaba que lo que es bueno para los negocios, es bueno para la sociedad. Pero como podemos ver, esto no va a ser suficiente con estas preguntas abiertas. Tanto el gobierno, como quienes vayan a invertir en esta Ronda, tendrán que girar ese paradigma 180° si quieren ser crear un negocio sostenible en el largo plazo.
En el mundo de los índices financieros se denomina “prueba del ácido” al indicador que mide la capacidad inmediata de una empresa para pagar sus deudas u obligaciones. En este caso, se denomina “prueba de ácido” a la capacidad del gobierno para materializar las promesas de la reforma energética con el pueblo mexicano.
En el primero se utilizan 3 datos obtenidos del balance general de la empresa (Activo Corriente, Inventarios y Pasivo Corrientes). En el segundo, será la mezcla de varios factores (y no el apego a unos cuantos) los que determinarán si se pasa la prueba. En ambos casos, el no pasarla podría traer consecuencias devastadoras en el corto plazo. En otras palabras, serán los resultados de esta Ronda Uno los que dicten si la reforma energética ha valido la pena, o no.
@merlinken