#HeridasdeMuerteMéxico

Opinión
/ 12 noviembre 2014
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María del Carmen Alanís Figueroa

El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional en Contra de la Violencia contra la Mujer. Cada 25 de mes, lo recordamos con un distintivo naranja, porque esta lucha es permanente, cotidiana.

En efecto, seguimos viviendo violencia y discriminación de género en pleno siglo XXI. Por ejemplo, en 2014 la milicia yihadista —Estado Islámico— ha ordenado que todas las mujeres adolescentes y hasta los 49 años sean sometidas a intervenciones de mutilación genital. La Organización Mundial de la Salud señala que esta brutalidad se práctica al año en ¡3 millones de mujeres! El secuestro de 200 niñas nigerianas empeora; a seis meses, Boko Haram señaló que fueron obligadas a casarse con sus secuestradores.

Si la mutilación y el matrimonio forzado son prácticas comunes, las condiciones laborales en el mundo muestran también el rostro de la discriminación. El 55% de mujeres trabajadoras en África del Norte, tienen condiciones de empleo vulnerable. En oriente medio esto alcanza el 42% y en el África subsahariana a 8 de cada 10 mujeres trabajadoras.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que los salarios de las mujeres por trabajo igual, se ubican entre un 10% y un 30% por debajo de sus compañeros varones. Y por si fuera poco, en América Latina cada minuto 4 mujeres son agredidas sexualmente; esta es la principal causa de muerte entre mujeres de 15 y 44 años. Lo más crítico es que en el mundo, 7 de cada 10 mujeres sufrirá algún tipo de violencia en algún momento de su vida.

Estas cifras son indicadores reales de que no hemos logrado alcanzar la igualdad sustantiva.

El pasado sábado, el Poder Judicial de la Federación trajo a México la obra de teatro Heridas a Muerte, de Serena Dandini, que se presentó en el Palacio de Bellas Artes. Una auténtica llamada de alerta sobre las mujeres que han muerto a causa de la violencia.

La violencia de género, aquella que minimiza a la mujer, está presente y pasa inadvertida. Cuatro de cada diez mujeres han sido humilladas, menospreciadas, encerradas, amenazadas, vigiladas por su pareja. Ese maltrato puede ser cometido por las personas en quienes más confiamos, nuestros familiares y en nuestro propio hogar. La violencia contra las mujeres lastima a quien la sufre, denigra a quien la ejerce y disminuye al conjunto de la sociedad.

La obra de teatro mostró historias reales, universales, que nos reflejan cómo se ha extendido la violencia de género, y cómo corta transversalmente a todos los tipos de mujeres. Es un asunto de todas y todos. De mujeres y hombres, de individuos y de colectividades, de organizaciones y de instituciones, de antiguas y nuevas generaciones.

Mi reconocimiento a las 15 mujeres que accedieron a dar voz y vida a historias de mujeres que ya no pueden hablar por sí mismas: Olga Sánchez Cordero, Lorena Cruz, Martha Lucía Micher, Luz Estela Castro, Eufrosina Cruz, Rosario Robles, Lía Limón, Amalia García, Jimena de Santiago, Angélica Luna, Jacqueline Peschard, Ivonne Ortega, Lucero Saldaña, Carmen Moreno.
Este es el inicio formal de una lucha compartida por la igualdad. No cesaremos.

Twitter: @MC_Alanis
Correro: carmen.alanis@te.gob.mx

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