Pemex y sus números rojos
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En esta ocasión vamos a ahondar un poco más en el impacto de la caída del precio del petróleo en Petróleos Mexicanos (Pemex) y describir su situación actual. Si bien en el artículo anterior mencionábamos que el impacto generalizado para el consumidor en México era limitado, se debe hacer énfasis que para Pemex y la industria que circula a su alrededor, no lo es.
Simplemente, de los 124 mil 300 millones de pesos que Hacienda decidió recortar al gasto federal, la mitad son ajustes al presupuesto de Pemex. Recorte al que se le deben sumar los 50 mil millones de pesos que la Empresa Productiva del Estado transfirió a Hacienda en diciembre del año pasado, bajo la lógica de que la Reforma Energética suplantará dichas inversiones en el sector. Bajo esa misma lógica uno pensaría que Pemex tiene un estado de resultados bastante sólido para poder soportar dichos recortes. Tristemente, la realidad es todo lo contrario ya que en el primer trimestre de este año Pemex reportó una pérdida de 94 mil 643 millones de pesos.
Lo que está haciendo el Gobierno es como se dice coloquialmente, diría Fluvio Ruiz Alarcón âex consejero profesional de Pemexâ, pasar dinero de una bolsa a otra, porque a pesar de ser empresa productiva del Estado, al final es una empresa del Estado. Aún así, no es nada nuevo que Pemex esté perdiendo dinero ni que el gobierno lo utilice como caja chica.
La diferencia es que antes el alto precio del petróleo permitía, hasta cierto grado, ese endeudamiento. Ahora el desplome en la producción nacional aunado al desplome en los precios del petróleo internacional y el recorte de capital, han puesto a Pemex en severos aprietos.
Normalmente la forma de salir de estos aprietos por falta de producción es manteniendo una visión a largo plazo, perforando más pozos y descubriendo nuevas reservas. Algo que se dice fácil pero resulta meramente imposible cuando la capacidad de ejecución ha sido reducida. Pemex ha tenido que recurrir a tácticas milagrosas de administración de yacimientos ya que el año pasado perforó 25% menos que el año anterior. Gracias a esto, su decline no ha sido tan alto respecto al año pasado. Sin embargo, bajo estas condiciones, la caída continua de la producción de Pemex es inevitable.
Para poder enmendar su situación financiera, Pemex ha tenido que posponer pagos a contratistas desde septiembre del año pasado. En segundo plano, y en línea con las prácticas internacionales, se ha forzado a los contratistas a renegociar descuentos bajo el riesgo de que se les aplique la cláusula de terminación anticipada. Asimismo, se han pospuesto proyectos importantes como la modernización de tres refinerías y, como es de esperarse, este impacto se ha hecho notar en los trabajadores dentro y fuera de Pemex.
En cuanto a los trabajadores externos y transitorios, Pemex no reanudó los contratos de alrededor de 10 mil trabajadores y hay un efecto cadena indirectamente con miles de trabajadores en las zonas petroleras del País. Internamente, la empresa de 150 mil empleados acordó con el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) implementar un programa extraordinario para reducir el gasto corriente en servicios personales en 10 mil millones de pesos mediante recortes en beneficios, plazas vacantes y retiros anticipados.
Aún así, las acciones no han sido suficientes y la presión es tanta que el día de hoy se consideran despidos, algo anteriormente impensable. A su vez, la falta de claridad dentro de la empresa y el sentimiento de que serán ellos los que sigan cargando con el País, mientras que las demás empresas vendrán a hacer puro negocio, tienen a los trabajadores con la moral por los suelos. Por ello, no es ninguna sorpresa las negociaciones entre el sindicato y Pemex han llegado a un impasse recientemente.
Si a estos resultados económicos se agrega el problema de corrupción, es de esperarse que la susceptibilidad de accidentes dentro de la industria aumente. Y aunque seguimos esperando los resultados de las investigaciones para saber las causas, en abril hubo un incendio en la plataforma Abkatun en donde se confirmó el fallecimiento de cuatro trabajadores y se estima una pérdida de producción de 220 mil barriles por día. Apenas un mes después, una plataforma del Grupo Salinas se desplomó causando la muerte de 2 personas.
En cuanto a la pérdida de producción, las consecuencias de este último no se pueden estimar ya que el efecto será en el largo plazo, pero en el corto plazo el director general de Pemex Exploración y Producción (PEP) - Gustavo Hernández- ya fue remplazado. Un ajuste burocrático que sacude aún más a la empresa que de por sí ya ha estado sufriendo el doloroso proceso fast-track de transición hacia Empresa Productiva del Estado.
En resumen, el día de hoy nuestro gigante petrolero se encuentra en una situación deplorable; sin autonomía y flexibilidad como Empresa Productiva, recortado, endeudado, reorganizado, desmotivado, dolido de los últimos incidentes y aún así se espera que compita con otras empresas petroleras en las consecuentes rondas de licitación. Paradójicamente, la única luz al final del túnel en el corto plazo (que no involucre seguirse endeudando y/o masacrando a sus contratistas) viene a través de las asociaciones con terceros, tanto nacionales como internacionales.
Una herramienta de la Reforma Energética que Pemex ya empezó a aprovechar. Por ejemplo, el 7 de abril de este año, se firmo? un memorándum de entendimiento y cooperación con First Reserve para explorar nuevas oportunidades de trabajo conjunto en diversos proyectos de Pemex. Se contempla una inversión de hasta mil millones de dólares en proyectos potenciales relacionados con infraestructura, transporte marítimo, cogeneración y procesamiento, entre otros, así? como el intercambio de experiencias técnicas y operacionales.
Dicha alianza es la forma en la que Emilio Lozoya, director general de Pemex, planea detener el decline de la producción para el 2016. Aún así, ofrecer porcentajes de inversión en proyectos podrá ayudar al desarrollo de la industria en México, pero no solucionará de raíz el problema. Para ello, la transformación de Pemex tendrá que ser mucho más radical si se espera que pueda llegar a competir con sus socios. De lo contrario, el siguiente paso después de las alianzas será el de licitar pedazos de Pemex ya que su posición actual no es sustentable.
@merlinken