El desabasto de gasolina: causas

Opinión
/ 2 octubre 2015

Durante este mes se han tenido dificultades de desabasto de gasolina en nueve estados de la República Mexicana: Aguascalientes, Coahuila, Colima, Chihuahua, Jalisco, Nuevo León, Puebla, San Luis Potosí y Tlaxcala. El hecho ha afectado al 85 por ciento de las 11 mil 500 gasolineras del País, según el presidente de la Onexpo, la unión de asociaciones de gasolineros más grande de México. Por primera vez en la historia, Pemex reconoce que hay un problema de desabasto de gasolina. Esto a pesar de que el mundo vive tiempos de sobreoferta petrolera y por ende, el precio del barril ha bajado de 100 a 50 dólares durante el último año.

¿Qué determina en desabasto en México?

Antes que nada es importante explicar, a grandes rasgos, cómo llega la gasolina a la estación de servicio. La gasolina es transportada por medio motorizados (pipas) a las gasolineras desde las Terminales de Almacenamiento y Reparto (TAR) distribuidas a lo largo de nuestras entidades federativas. En nuestro País casi la mitad de la gasolina es importada, por lo que una parte llega a terminales marítimas, mientras que la otra mitad es producida por las refinerías nacionales. Es ahí donde llega el crudo o aceite para ser convertido en distintos productos petrolíferos y se cuenta con más de 10 mil km de oleoductos y poliductos para su transporte.

Refinerías

En México tenemos seis refinerías: Cadereyta, Ciudad Madero, Minatitlán, Salamanca, Salima Cruz y Tula, Hidalgo. De estas, cabe destacar su edad: la de Madero, en Tampico, acaba de festejar su primer centenario. La última refinería que se construyó, Cadereyta, fue en el 1979 (en 1991 se cerró la de Azcapotzalco). Desde ese entonces es obvio pensar que la demanda por productos petrolíferos se ha incrementado, pero resulta ser que la oferta ha venido decayendo.

Las razones principales son la caída de la producción y la falta de infraestructura. Respecto a la primera, cada vez se produce más crudo pesado (en vez de ligero), cuando solamente cuatro de cada 10 barriles pesados se pueden procesar en las refinerías nacionales. Visto desde el otro ángulo, conforme baja la producción de crudo ligero, baja la capacidad de refinación. Es este aumento de demanda y disminución de oferta la que nos ha obligado a importar mayores cantidades de gasolinas.

La lógica nos diría que al tener un déficit en nuestra balanza comercial, el Gobierno debió haber anticipado nueva infraestructura para los cambios en el tipo de crudo, al fin y al cabo el mercado ya está aquí. Lo que hay que entender es que Pemex siempre ha tenido una predilección por la producción y exportación de crudo, dado que es la que provee de ingresos petroleros para garantizar el gasto publico. Esto, aunado a nuestra poca y vieja infraestructura, hace que en México sea más caro producir que importar, un hecho confirmado por una Auditoría Superior de la Federación (ASF, 2011). Por lo que al reducir su presupuesto en miles de millones de pesos, este tipo de inversiones no son una prioridad.

Así, continuas reducciones presupuestales hacen que la construcción de nuevas refinerías se cancelen. Sólo queda reconfigurar, mantener y/ó expandirlas existentes, y continuar la importación del saldo pendiente. Dar mantenimiento a estos vejestorios significa parar operaciones, es decir, parar la producción, por lo que este año dos de esas refinerías (Cadereyta y Ciudad Madero) han estado trabajando a una menor capacidad (62.7 y 66.7% respectivamente). A su vez, la refinería de Salamanca terminó un programa de mantenimiento mayor e incrementó su producción recientemente, mientras que la de Tula se encuentra en proceso de expansión. En resumen, los trabajos en estas cuatro refinerías reducen la oferta.

Clima, Inventarios y Alertas

Otro factor poco mencionado son las condiciones climatológicas que pueden prevenir que todo el hidrocarburo que importemos llegue a tiempo. De contar con un contratiempo, se depende de los inventarios en las TAR. Pero imprevistos como el clima pueden poner en jaque nuestra capacidad de almacenaje. Es por eso que Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018: Programa Sectorial de Energía, planea incrementar la capacidad de almacenamiento de petrolíferos. Entretanto, se combate el problema importando en altibajos, por lo que si se espera tener un inventario bajo, se tiene que alertar con anticipación. Si las alertas no se disparan a tiempo, el desabasto se vuelve más latente y es posible que el problema se agudice por una ineficiencia.

Programa de Factura

El siguiente motivo proviene de un sistema nuevo de facturación electrónica para realizar pedidos a Pemex Refinación por internet. La idea bastante noble; pagas y se te despacha. La ejecución fue un fracaso temporal porque algunos empresarios denunciaron que la página estaba fuera de servicio, a veces intermitente y cuando funcionaba lo hacía de manera muy lenta. Y si tenemos problemas en la fuente, dígase refinerías y facturación, también tenemos problemas en su transporte:

Robo

La cuarta y principal causa que menciona nuestro gobierno es el robo dentro del transporte. Principalmente, a la ordeña de hidrocarburos en los oleoductos del País, un síntoma que se ha estado agudizando desde hace unos cuantos años y en lo que va del 2015 ya ha aumentado un 57% más respecto al 2014.

Por esto, el pasado 18 de febrero, Pemex informó que los ductos ya no serían utilizados para transportar combustibles terminados, sino que la mezcla final se realizaría en las TAR. Si bien la idea sonaba franca, resulta difícil creer que se ejecutó a su totalidad o de lo contrario este no sería un factor en el desabasto.

De nueva cuenta, el problema del robo es uno de economías de escala ya que se estima que cada dos horas un ducto es perforado ilegalmente, llegando a representar un 4.4 por ciento de las ventas totales nacionales de Maga y Diesel. Reparar los daños representa otros 45.3 mdp en mano de obra. Si a esto se agrega el que transportar por ductos es mucho más barato que por medios motorizados, el resultado es un Pemex –ya recortado– que no puede darse el lujo de frenar todo el movimiento a través de ellos, a menos de que su suspensión sea por cuestiones de mantenimiento y/ó reparación.

Para contrarrestarlo, la ley dicta que quien sea sorprendido robando hidrocarburos puede enfrentar hasta 35 años de prisión y una multa de hasta 60 mil días de salario mínimo. Con tanta pérdida para las arcas de la nación —al grado de ligarlo al desabasto de 9 estados— resulta imperdonable que no tengamos identificados y tras las rejas a criminales a gran escala y altos funcionarios. Y aunque actualmente se sigue analizando la forma de endurecer las sanciones, obviamente la corrupción y los cárteles tienen la mano más alta. Es por eso que en México lo que está en boga es escaparse por conductos subterráneos, ya seas El Chapo, o un primo hermano del chapopote.

A nivel internacional, estas ganancias ilícitas han hecho que en Colombia, por ejemplo, el negocio del contrabando sea más rentable que el narcotráfico. Tan redituables son las ganancias que es casi imposible renunciar a la tentación, a tal grado que en China drenan hasta las líneas subacuáticas sin importar que la sanción sea la pena de muerte. Y así, la lista de ejemplos es extensa, desde Estados Unidos, Inglaterra, Rusia-Ucrania y hasta la piratería de buques petroleros por mencionar algunos.

Lo que hay que entender es que las raíces del robo son las mismas que las del narco, es dinero fácil a falta de oportunidades e impunidad. Para ejemplificarlo, Loret de Mola explica que es posible ganar miles de dólares en tan solo siete minutos, algo casi imposible si estas contrabandeando droga (ojo, las matemáticas son algo hechizas pero el punto es válido). En conclusión, el desabasto es la consecuencia lógica de todos estos factores y lo que pronostica es un panorama preocupante.

@merlinken

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