Dirigencia a modo

Opinión
/ 2 octubre 2015

El nombramiento de Verónica Martínez como Presidenta del Comité Directivo Estatal de PRI es una mala broma para la militancia tricolor y para los liderazgos naturales de ese partido político, el Revolucionario Institucional no alcanza su mayoría de edad y depende aún de una voluntad superior rectora y omnipotente.

La renuncia de David Aguilón Rosales a la Dirigencia Estatal del PRI fue una sorpresa, nadie esperaba ese movimiento después de una elección federal en donde el tricolor ganó los siete Distritos en disputa, el razonamiento es sencillo: con Aguilón al frente del partido, el grupo en el poder garantizaba el control del proceso de selección de candidato a Gobernador; por el contrario, al salir de la dirigencia, el control está en entredicho.

La circunstancias en las que Aguilón Rosales renuncia a la dirigencia muestran una urgencia por lo menos extraña, sale y no hay un nombramiento inmediato para él, se habla en un principio de un cargo relacionado con la industria minera, algo que hasta el momento no se ha concretado, si el movimiento hubiese sido planeado previamente, el expresidente del Directivo Estatal ya estaría despachando en alguna oficina pública.

Verónica Martínez no es un activo político particularmente valioso por su discurso, por su liderazgo o por su inteligencia; por el contrario, sus atributos son otros, más relacionados con la disciplina y la lealtad al alcalde de Torreón, Miguel Riquelme. Para acabar pronto, Martínez no cuenta con los atributos necesarios para conducir el proceso de selección de candidato a Gobernador.

Si el resultado de la elección fue excelente para el PRI y si se requería el control del partido con miras a la selección del candidato a Gobernador, ¿Por qué entonces salió David Aguillón? Todas las respuestas apuntan al riesgo de perder la dirigencia estatal que enfrenta el grupo en el poder.

Una visión experimentada del tema ubica el movimiento como un madruguete del grupo en el poder ante el aun inminente cambio promovido desde una nueva Dirigencia Nacional; ante ese posible escenario adverso decidieron adelantarse.

Otra explicación ubica el cambio como una respuesta a la presión ejercida por influyentes priístas a nivel nacional interesados en hacerse del poder en Coahuila. En este marco, los golpes mediáticos lanzados recientemente contra el exgobernador Enrique Martínez, serían producto del fuego amigo.

Invariablemente, la llegada de Verónica Martínez indica que el grupo dominante tomó ya una decisión, su precandidato será Riquelme, la pelota está ahora en la cancha de otros grupos y personajes como Javier Guerrero, Alejandro Gutiérrez y Enrique Martínez, quienes están llamados a ser un contrapeso al interior del Revolucionario Institucional.

Ni en el más remoto de los escenarios se espera que Verónica Martínez se encuentre al frente del PRI cuando inicie formalmente el proceso para la selección de candidato a Gobernador.

Twitter: @bebefuerza

Correo: columnaacropolis@gmail.com

El presente artículo expone mis puntos de vista, no las opiniones del Gobierno Municipal en el que colaboro.

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