Entre suegras y nueras
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Hace algún tiempo escuché un cuentecillo que hoy recuerdo a propósito de este tema. Dice así: se encontraron dos amigas y después de los saludos concernientes, le dice una supe que tuviste doble boda, felicitaciones aunque sea un poco fuera de tiempo. ¿Cómo les ha ido en su nueva vida a tus hijos? Pues verás, a mi hijo no tan bien. Mi nuera es una floja; no se levanta a despachar a su marido al trabajo, al contrario, le tiene que llevar él su desayuno a la cama, le paga una empleada doméstica para que ella no se moleste con las labores de la casa. Claro que lo espera arreglada como una muñeca. Es una vanidosa, pobre de mi hijo. ¿Y a tu hija, como le va? Ella encantada su esposo es un hombre súper considerado y cariñoso. Crees que no le permite que se levante a despacharlo al trabajo y le lleva su charola del desayuno a la cama. No escatima nada tratándose de ella. Para que no se moleste con los quehaceres domésticos, le paga una persona que se encargue de todo. Dice que se casó para tener compañera bien arreglada y descansada para que cuando él llegue lo reciba tranquila y guapa
Cuando conviene en ocasiones se adjudican los mismos criterios en diferente forma. Esto es muy común tratándose de la relación entre suegras y nueras. Desgraciadamente aún prevalece en nuestra cultura ese antagonismo entre dos personas que, en lugar de compartir en su debida formar, se disputan el amor que deberían respetar y acrecentar para hacer feliz a la persona objeto de su discrepancia. Claro que eso sería lo lógico; lo ideal. Sobre este tema, se quejaba una atribulada recién casada: no sé qué hacer, cada día me siento más desconcertada con la actitud de mi suegra. Siento que me vigila en mis más mínimos actos. Me siento acorralada entre el amor que le tengo a mi esposo, y por eso callo, y no argullo la defensa de mi dignidad y derechos de esposa. Vivimos aparte en nuestra casa, pero ella se aparece en los momentos más inesperados. Recorre la casa con ojo clínico: que si está todo en su lugar, que si tengo la ropa de su hijo limpia y bien planchada. Cuando entra a la cocina, sin ninguna consideración, abre el refrigerador y checa su contenido. Pregunta sobre los menús y critica que yo me preocupe porque estén bien balanceados. Cuando le explico que no debemos comer grasa y carbohidratos en exceso, explota y dice que esas son tonterías, que su familia creció sana sin tanto escándalo. Yo la escucho y callo, pero estoy a punto de explotar. No sé qué hacer. Si yo estuviera en su lugar, hablaría con mi esposo, sin enojos ni reclamos, sólo una exposición de los hechos. Para él representará un dilema, sin embargo, es mejor hablar de una vez por todas, a esperar que usted y él empiecen a tener problemas nacidos de la inconformidad de ambos ante la intromisión en su hogar de una tercera persona, así sea la suegra.
La moneda tiene dos caras, hemos visto la de una nuera. Veamos ahora la de una suegra. Blanca fue madre soltera, esto no fue pretexto para que ella dedicara su vida por entero a la formación de su hijo. En todo momento trató de llenar en lo posible la ausencia del padre y el hijo creció sin complejos. Estudió la carrera que prefirió y es brillante profesionista, su situación económica es boyante y puede permitirse algunos lujos; como, por ejemplo, comprar una casa bonita y moderna para vivir con su esposa y tal vez cuando los hijos lleguen. La madre, ante la invitación para vivir con ellos, decidió quedarse en su apartamento. El casado casa quiere, les dijo, y yo quiero conservar mi independencia. Todo parecía marchar sobre ruedas, hasta que por un incidente, Blanca se enteró de que su nuera no estaba conforme con que su esposo sufragara algunos gastos de la madre. No queriendo ser motivo de problemas entre el matrimonio, le pidió a su hijo que ya no se hiciera cargo de ningún gasto de ella. Él se sintió lastimado y desde entonces la relación entre madre e hijo se ha enfriado. Esto ha resultado muy doloroso para ella.
Blanca, ha llegado el momento de hacer tu propia vida. Busca a tus amigas; un compañero. Vive tu libertad. Tu hijo sabrá la verdad y volverá, porque, al finalTODOS SOMOS HISTORIA
M.E.L.L.