Agenda educativa (4)

Opinión
/ 21 octubre 2021

Leo poesía, soy un lector empedernido de poesía y literatura en general. Ni se diga la música, escucho música de cualquier tipo de pelaje y estamento. Podría vivir sin leer poesía ni literatura en general, lo he publicado antes, pero no podría vivir sin escuchar música. Anduve buscando una frase del Nobel mexicano Octavio Paz (hoy un galardón ya muy desprestigiado. Se lo dieron al tanzano Abdulrazak Gurnah, trofeo políticamente correcto, pero sin trascendencia ni valor ni influencia alguna hoy. Como cuando se lo dieron al rockero Bob Dylan. Bien se lo pueden dar hoy a los hígados de “Maná” y no, ya no pasa nada), idea la cual siempre la tengo en la memoria, pero no así las letras exactas.

¿Dónde lo había leído? Quisieron los hados de los libros que la encontrara al poco tiempo de su búsqueda. La cita textual es la siguiente: “Mientras haya hombres, habrá poesía. Pero la relación puede romperse. Nació de la facultad humana por excelencia, la imaginación, puede quebrarse si la imaginación muere o se rompe. Si el hombre olvidase a la poesía, se olvidaría de sí mismo. Regresaría al caos original”. Profético, el poeta tuvo razón, los poetas siempre tienen la razón. Por eso son creadores, poetas. ¿Qué papel juega hoy la poesía, las letras en general y sobre todo, dónde está la imaginación hoy en los niños y jóvenes?

Hartos, hartos comentarios me han llegado desde la primera entrega de esta saga de textos donde estamos abordando la cultura, la educación y la sociedad en general. Claro, sin olvidarse de la enfadosa arista política que al final de cuentas, sigue dominando el triste panorama nacional e internacional. Escribí “abordamos”, porque no estoy solo en esta cruzada, sino que usted con su comentario, glosa y apostillas, es quien nutre estas letras. Buenos y puntillosos comentarios me han llegado de académicos de altos vuelos y sobrada capacidad, como las palabras y letras de los abogados Alfonso Yáñez y Gerardo Blanco Guerra; comentarios de los maestros y formadores de alumnos responsables, como los son Orlando Rodríguez y Martín Martínez Avalos. Gracias a todos por sus apostillas.

¿Dónde está hoy la imaginación de nuestros niños y jóvenes? Sin duda, encapsulada en los vericuetos y cables de su celular “inteligente”. ¿Para qué imaginar si todo está a un clic de distancia en “tiempo real”? Un ejemplo rápido de esto que para mí, ya es absurdo, ilógico y rayando en la locura. Hace poco me atreví a ir a una cantina del centro de la ciudad a disfrutar un par de tragos. No obstante que lo mío es la soledad y el silencio, es necesario de vez en cuando escuchar ruido y voces vocingleras y rolas de todo tipo. Aquello estaba medio lleno.

Me dirigí a la barra del establecimiento. A un lado estaba un muchacho joven el cual luego supe, era de Veracruz (ya nadie es de Saltillo, vaya ni del norte. Ya todo mundo es sureño). Le dije de mi oficio y profesión: escritor y periodista. No comprendió nada o poco aquello. De rato me dijo: “¿Y a qué te dedicas?”.

ESQUINA-BAJAN

Le tuve que explicar con peras y manzanas y lo más gráfico posible, lo que era o es mi apuesta de vida. Le dije a qué se dedicaba un escritor como yo. Pensé que había quedado claro aquello, pero no va siendo mi sorpresa que el muchacho de pelos de escobeta, con su acento sureño inconfundible, saca (o desenfunda) su celular de alta generación y empieza a “goglearme” o como se diga. Es decir, para este tipo de muchachos de hoy, la vida “real” (yo a su lado y platicando) pues es imposible e irreal; para este tipo de muchachos educados con la red de Internet y perpetuamente en su vida en pose de avestruz, con la cabeza sumida en su celular “inteligente”, todo, todo debe de estar en la red. ¿No es así? Entonces no existe.

Punto uno: la red nació para apendejar y mantener a todo mundo controlado. ¿Puedes ser millonario, exitoso y puedes acceder a cualquier cargo público bien pagado sin haber leído jamás un libro?, ¿puedes ser una mujer u hombre de éxito guiándote sólo por Internet y a la vez, guiando e “inspirando” a tus millones de seguidores a través de la pantalla plana de un celular? Pero caray, sin duda sí. Esto y no otra cosa es lo de hoy y es a lo que aspiran millones, millones de niños y jóvenes (y adultos) en todo el mundo.

Punto dos: ¿Para qué ir a la escuela si puedes ser como Samuel Alejandro García y como su esposa, Mariana Rodríguez. El primero es Gobernador de Nuevo León gracias a los oficios e influencia de su esposa, Mariana Rodríguez. No tienen vida real, es virtual a través de sus cientos y miles de “historias” que comparten en tiempo real en sus plataformas. La “beauty blogger” tiene 1.9 millones de seguidores y no tiene ni la más puta pinche idea de los asaltos y violencia extrema en la avenida que arde de día y noche: la mítica Calzada Madero y sus nidos de prostitutas y padrotes.

Punto tres: La “influencer” Mariana Rodríguez, lo que eso signifique, es un objeto digital y político, pero no es un sujeto. Ni lo quiere ser. Ni sabe ni quiere. Ella es una “cosa” digital. Sencillo. Su “primer look” fue ampliamente replicado en las redes sociales las cuales “ardieron” con sus atuendos y joyería desde temprana hora, cuando se disfrazó para la toma de protesta de su esposo virtual. Su vestido de Mona Mour Boutique tuvo un costo de 18 mil pesos. Zapatillas de 18 mil 790 pesos. Joyería de “Sharon back fine jewelry”...

LETRAS MINÚSCULAS

¿Para qué ir a la escuela si se puede hacer “scroll” todo el día? Este ya no es mi mundo.

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