Café Montaigne 335: ¿Qué es el tiempo?

Opinión
/ 13 marzo 2025

¿Contar horas y minutos, semanas y meses? ¿El tiempo es oro o es basura? ¿El tiempo vale riquezas o es bisutería? ¿Cómo para qué vale el tiempo, si este tiene algún valor?

Sin orden ni concierto, así como se hace la luz dentro del ojo, lentamente. Así pasó. El politólogo Osvaldo Aguilar Villarreal me marcó a mi desvencijado celular y me hizo la pregunta clave: “Oiga maestro, tengo un viaje de trabajo a la Ciudad de México, allá hay buenas librerías, ¿necesita algún título?”. A bote pronto y sin medir tempo ni distancia, le dije de dos o tres autores tutelares los cuales me habitan. Pero, de última hora, le solté un as: si podía encontrar, ver o comprar, “La Teoría de la Relatividad” de Albert Einstein.

Así de sencillo, así de complicado. Y hay un gravamen anterior para ello: usted sabe de mi tertulia cada semana o cada quince días o cuando el tiempo y los dineros lo permiten, con el científico, don Guillermo López, a quien no le puedo seguir la charla porque mis lecturas y mi conocimiento es muy parco comparado con su conocimiento enciclopédico. Cada vez y día de tertulia, tomo nota de sus comentarios, de sus lecturas y juicio. La verdad, no le hago sombra.

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Tenemos varias tertulias abordando eso de la “Teoría de la Relatividad” de Einstein. Lo cual no es una fórmula, sino una teoría, eso, una teoría, la cual se bifurca y es tan apasionante y da para mucho en materia... literaria. Y usted lo sabe: todo tiene un sentido con todo, estimado lector. A partir de este texto, voy a tratar de explorar ese conocimiento iniciático de don Guillermo López y su generosidad al tolerarme y compartir conmigo su sabiduría. Sí, tengo el libro “Teoría de la Relatividad” de Albert Einstein, gracias a la mano generosa del politólogo Osvaldo Aguilar, quien fue invitado en la Conferencia Internacional de Seguridad Social en días pasados.

Amigo de Pedro Kumamoto, presume su fotografía en sus redes. En fin, ambos llamados a otro nivel dentro de poco. Iniciamos: ¿Qué es el tiempo para usted, estimado lector? ¿Contar horas y minutos, semanas y meses? ¿El tiempo es oro o es basura? ¿El tiempo vale riquezas o es bisutería? ¿Cómo para qué vale el tiempo, si este tiene algún valor? ¿El tiempo le importa a un suicida? Absolutamente no. Por eso se suicidan, no quieren tiempo, quieren irse y no tener más tiempo de vida en este paraje de dolor llamado tierra.

Cosa más extraña eso llamado tiempo. Lo dijo Albert Einstein en su “Teoría de la Relatividad”. El pasado, el presente y el futuro están aquí y ahora, sólo hay algo: nadie o pocos tienen el conocimiento, la sensibilidad o la potencialidad de verlos en el mismo instante. ¿Le suena conocido lo anterior? Pues sí, es cosa de genios como T. S. Eliot, Jorge Luis Borges, Marcel Proust, Miguel de Cervantes, Fernando Pessoa, Karl Heisenberg, Octavio Paz, Jorge Cuesta... caramba, es un ensayo de características centáureas, el cual empiezo a acometer en honor a las enseñanzas de don Guillermo López.

Toda mi vida me he hecho pendejo, digo, he perdido el tiempo. ¿Significa algo hoy? ¿O ayer? Un día fui joven y viajé a mares. Hoy estoy hecho un pendejo y viejo y estoy anclado aquí. En fin. No pasa nada. Alguna vez me estaba haciendo pendejo y perdiendo el tiempo en una playa. Estaba tomando una cerveza en mi mesa a orillas de la mar bellísima y, en seguida, había un niño recolectando caracoles, los cuales la mar se los regalaba en cada ida y venida de olas. El infante los agarraba, los lavaba y los depositaba en una cesta hecha de arena.

ESQUINA-BAJAN

No dudé, me acerqué al infante y le pregunté: ¿para qué lo haces, como para qué sirve esto? A lo cual el infante me barrió en un segundo, nunca pensó la respuesta: “No lo sé, sólo me gusta hacerlo”. ¿Lo nota? Para ese infante el tiempo no existe, no existía. Caramba, lo dijo la Biblia en su momento, específicamente “Eclesiastés”, hay tiempo de ganar, hay tiempo de perder, tiempo de nacer y tiempo de morir...

“La edad nos cubre como la llovizna,

interminable y árido es el tiempo...”.

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Versos poderosos de don Pablo Neruda, Premio Nobel él, al cual todo mundo hemos leído. Árido es el tiempo, nos dice el sabio poeta. Es correcto ¿Y usted cómo para qué quiere tanto tiempo, señor lector? ¿Qué es la memoria? ¿Tiempo, recuerdos falsos, imaginación desbocada? Falsa memoria es el tiempo, pues. Los siguientes versos son de uno de los mejores poetas mexicanos, suicida él, atormentado hasta el delirio, Jorge Cuesta:

“Entre tú y la imagen de ti que a mí llega

hay un espacio al cabo del cual eres sólo una memoria...”.

¿Qué es el tiempo, sólo memoria? Creo usted ya notó a dónde voy: hay un espacio, lo dijo Einstein, donde todo confluye: pasado, presente y futuro. Y quien vio, visualizó y experimentó eso fue el divino ciego Jorge Luis Borges. Claro, en su mítico texto, “El Aleph”. Hay un poema de Jorge Luis Borges poco conocido o leído, y habla magistralmente de esto. Sus versos dicen: “Luego pienso que ignora el tiempo humano,/ cuyo espejo espectral es la memoria...”.

LETRAS MINÚSCULAS

El tiempo es eterno y existe cuando estoy con mi mano, acariciando los muslos blancos, sedosos y redondos de Jazmín... sólo eso.

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