Caminando de Lerdo hacia Torreón: El desafío de ser peatón en ciudades hechas para autos
¿Por qué la gente en la Comarca Lagunera no camina? Los peatones somos, en el mejor de los casos, un estorbo y, en el peor, unos criticones
Como especie hemos sido dotados de la capacidad de caminar. Sin embargo, esa cualidad ha sido devaluada con el tiempo, al punto de que en nuestras calles pueden verse vehículos viejos y destartalados que portan con orgullo un letrero que reza: “Peor es caminar”. Y en cierto sentido lo es, especialmente en urbes como las nuestras, cuya infraestructura ha relegado casi por completo a los peatones.
Haciendo una pausa en mi recorrido de nómada digital, he regresado a la Comarca Lagunera para pasar las fiestas decembrinas con mi familia. Me hospedo en el centro de Torreón, cerca de donde vive mi hijo, y cuando voy a visitar a mi mamá y mi hermano en Ciudad Lerdo, suelo recorrer, de ida o de regreso, los poco más de 7 kilómetros caminando. A mi paso, cubro la distancia en aproximadamente una hora y 20 minutos, suficiente para confirmar que, efectivamente, “peor es caminar”.
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En Lerdo, el tramo más desagradable resulta ser irónicamente el que debería ser más hermoso: del vivero al ISSSTE. Las aves carroñeras impregnan el ambiente con olores nauseabundos, haciendo preferible caminar por la avenida Francisco I. Madero, aunque su paisaje esté lleno de basura, como ocurre en toda la región.
Gómez Palacio no se queda atrás. Caminar por el bulevar Miguel Alemán implica sortear múltiples obstáculos, con un punto crítico en el paso a desnivel bajo las vías del tren. Allí la planeación olvidó completamente a peatones y ciclistas. Otros tramos obligan a abandonar las banquetas, invadidas por puentes peatonales mal diseñados, negocios que las emplean como una extensión de su local o vehículos estacionados arriba de las aceras.
Sin embargo, Torreón se lleva el título al peor lugar para caminar en ese trayecto, sobre todo de noche. Las banquetas destrozadas y un alumbrado público deficiente en la entrada de la ciudad convierten el trayecto en un desafío. Cruzar el bulevar Constitución en su intersección con Ramos Arizpe, para tomar el puente hacia Gómez, es casi un deporte extremo. Los conductores, aparentemente ansiosos por abandonar el lado coahuilense de la Laguna, ignoran la precaución que deberían tener al girar a la derecha. Es como si ni siquiera se imaginaran que alguien podría estar caminando por ahí; así que, jamás miran al frente.
La caminata de Lerdo a Torreón es una experiencia que responde, con la contundencia ofrecida por las evidencias recolectadas a lo largo de 7 kilómetros, a la pregunta: ¿por qué la gente en la Comarca Lagunera no camina? Y no, la principal razón no es el clima, la pereza o la falta de tiempo. Es la enorme dificultad que implica hacerlo en ciudades diseñadas únicamente para automóviles, donde los peatones somos, en el mejor de los casos, un estorbo y, en el peor, unos criticones.
¡Que tengan un próspero 2025 lleno de salud!