Campañas y contenidos; la fórmula para atraer votos

Lyndon B. Johnson había asumido el cargo de presidente debido al asesinato de Kennedy en 1963.

Como hábil político decidió nominarse el siguiente año bajo su propio esfuerzo, y aun cuando las encuestas lo situaban muy por debajo de su contrincante Goldwater, logró ganarle al emitir el más famoso y efectivo mensaje televisivo de la historia política estadounidense en el que mostró subliminalmente que un voto para el republicano significaría un enfrentamiento nuclear y el fin de la sociedad americana.

Sus asesores le demostraron que cuando un pueblo tiene esperanzas vota por el cambio, pero cuando tiene miedo votará por el statu quo.

Toda campaña política en pos de cargos de elección popular, llámese diputados, alcaldes, gobernadores o presidentes, está basada en parte por los mensajes y slogans normalmente a través de frases o jingles que, entre más sencillos, enmarcan el posicionamiento en la mente del elector.

El más claro ejemplo fue el mensaje del miedo en 2006 generado desde la campaña de Calderón y en la que se situaba a AMLO como “un peligro para México”.

Aun cuando las reglas absurdas electorales prohibieron ese tipo de mensajes como parte del paquete de propaganda, a través de los años se han generado en las redes sociales verdaderas campañas de las llamadas “guerra sucia” que, en muchas ocasiones, han desviado la decisión de los votantes a última hora. Estos mensajes van dirigidos a los indecisos.

Atacar a un tercero y no a tu contrincante más cercano se ha convertido en una fórmula para atraer votos a la marca, y eso ha quedado demostrado en varias elecciones.

Otro elemento es el slogan que es definido como el grito de guerra de tu marca y que viene siendo la guerra como una extensión de la política, como lo refirió Clausewitz.

Los asesores políticos han encontrado que un slogan de campaña debe tener las siguientes características para su efectividad: 1) Destacar tus fortalezas respecto de la competencia, 2) Comenzar con un verbo o imperativo, 3) Pocas palabras y pocas sílabas, 4) Fácil de pronunciar, 5) Usar palabras concretas y 6) Hacer que la marca rime con el slogan.

Claro, en nuestro país, en ciertas campañas, como esta de Coahuila, el slogan es solamente un elemento de los múltiples que pueden generar el convencimiento al menos transicional del electorado.

La maquinaria electoral que nace del Gobierno es dada a utilizar todos los medios posibles a fin de ganar una elección y estos elementos están muy bien definidos: 1) Una militancia cautiva a través de dádivas temporales como despensas, tarjetas, tinacos y materiales de construcción; 2) La utilización de recursos públicos en las campañas y en el momento de la votación; 3) Hostigamiento por mecanismos institucionales a fin de mantener el empleo; 4) Operaciones de acarreo de votantes; 5) Control de los árbitros electorales; 6) Subsidios a medios de comunicación; 7) Lapiceo de encuestas a fin de mostrar candidatos inalcanzables y desanimar a los indecisos; 8) Mapacheo de urnas ante el descuido de la selección de representantes de casillas, estos entre muchos otros métodos sofisticados o burdos, como en el 2017 cuando cerraron las escuelas −casillas con candado− o cambiaron de última hora la ubicación de las mismas o utilizaron escuadrones de Fuerza Coahuila para amedrentar votantes. ¡Haya cosas, sinvergüenzas!

Sin embargo, hay dos elementos incontrolables hoy día: el primero es el libre manejo de las redes sociales y su velocidad de la luz que permite difundir mensajes, denuncias y propaganda a tamaño y gusto del cliente, y el segundo es el grado de hartazgo de la población que sólo se puede medir el día de la elección si sus resultados son respetados.

Por otra parte, existe un elemento de última hora que es el nivel de apatía y precisamente es la apuesta genial del orden establecido, que dicta que entre mayor sea el grado de abstencionismo es más probable que gane la continuidad del sistema.

Bueno, ahora le toca a usted decidir de qué lado del mecate se sitúa en estas elecciones históricas del 2023. Recordé que el mismo Clausewitz dijo: “Aunque nuestro intelecto siempre anhela claridad y seguridad, nuestra naturaleza encuentra a menudo fascinante a la incertidumbre”.