Caro Quintero, la pesadilla de Bartlett
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Uno de los personajes más siniestros de la llamada “Cuarta Transformación” (4T) es Manuel Bartlett Díaz, el actual director de la Comisión Federal de Electricidad. Aquí lo hemos publicado en repetidas ocasiones y lo más controvertido de este poblano resulta ser su paso por la secretaría de Gobernación en el sexenio de Miguel de la Madrid, periodo en el que le ha involucrado en el asesinato del periodista Manuel Buendía (1984), en la tortura y homicidio del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar (1985) y también en el asesinato de los frentistas Xavier Ovando y Román Gil, un crimen ligado a la “Caída del Sistema”, el fraude electoral de 1988 que llevó al poder a uno de los más odiados personajes de Andrés Manuel López Obrador, el neoliberal Carlos Salinas de Gortari.
Aquí hemos dicho que la muerte del gran periodista Manuel Buendía es la crónica de una muerte anunciada por su audaz y temeraria investigación del involucramiento de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) en casos de espionaje, narcodólares en apoyo a la Contra nicaragüense, el caso Irán-Oliver North y algo que tal vez fue la causa principal del asesinato del periodista: haber revelado la identidad de los agentes de la CIA en México.
De lo que sí hay constancia es que fueron agentes federales al mando del entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett, los que asesinaron a Buendía y que en esos tiempos era imposible que el titular de Gobernación fuera ajeno a las actuaciones de sus agentes.
Y decimos que se trató de una muerte anunciada porque lo mismo le pasó en Grecia al periodista George Polk cuando denunció el apoyo de la CIA a la dictadura militar. De igual forma fue asesinado en Chile el reportero Charles Horman por revelar el papel de la CIA en el golpe militar contra Salvador Allende. Otro periodista asesinado por revelar las actividades de la CIA en el caso “Irán-Contras” fue el galardonado Pulitzer Gary Webb, del Mercury News, de San José California. Y todos ellos revelaron la identidad de los agentes de la CIA, un asunto que, como en el caso de Manuel Buendía, desató una vorágine de intriga, violencia y muerte.
En esta semana Raymundo Riva Palacio dijo en su columna que la 4T tiene blindado a Manuel Bartlett. Aunque todo se le complica si extraditan a Caro Quintero y si Estados Unidos insiste en combatir el nacionalismo de Bartlett al frente de la CFE. Los intereses de la gran oligarquía han de ser superiores al interés de la CIA. No olvide usted que un alto ejecutivo de la Ford Motor Company (Robert McNamara) destapó el infierno de Vietnam con su resolutivo del Golfo de Tonkín, un pretexto para desatar la guerra.
Bartlett siempre fue apoyado por la CIA en su etapa priista, incluso era su favorito para la sucesión de Miguel de la Madrid. Bartlett fue pieza clave en México para la operación de la CIA “Irán-Contras”, que involucró al Cártel de Guadalajara, al Cártel de Medellín, a la CIA y a Gobernación, la dependencia que extendió credenciales de agente federal a Rafael Caro Quintero, a Ernesto Fonseca, a Miguel Ángel Félix Gallardo y más narcos del Cártel de Guadalajara.