Clúster automotriz: se consolida hacia el futuro
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El futuro es eléctrico, se ha dicho en múltiples ocasiones en los últimos años al describir el horizonte de desarrollo de la industria automotriz. Para el caso de la industria asentada en la Región Sureste de Coahuila el futuro ya está aquí, pues tan pronto como el año próximo la empresa General Motors solamente producirá autos eléctricos en su complejo de Ramos Arizpe.
El anuncio fue realizado ayer durante una reunión que directivos de la automotriz sostuvieron con la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, en la Ciudad de México y durante el cual revelaron que habrán de crearse cinco mil nuevos puestos de trabajo a propósito de la total reconversión de su planta productiva.
Por otra parte, aunque se trata aún de información extraoficial, en la edición de hoy publicamos un reporte de acuerdo con el cual la marca japonesa Honda comenzará a producir, en asociación con GM, un SUV eléctrico para lo cual ya se han iniciado los trabajos de construcción de una planta ensambladora. Y aunque aún no se conoce una fecha para el arranque de operaciones, sin duda se trata del futuro inmediato.
Y es que ambas automotrices anunciaron en abril pasado un ambicioso plan para producir, de forma conjunta, millones de unidades eléctricas a partir de 2027, para lo cual unirán sus ventajas competitivas y su capacidad de producción a nivel global.
Por otro lado se ha conocido información en el sentido de que el complejo Ramos Arizpe de GM será el lugar donde se fabriquen todas las baterías que utilizarán los vehículos eléctricos producidos por la firma a nivel mundial, lo que sin duda habla del posicionamiento de nuestra región en el futuro eléctrico de la industria.
En síntesis, el clúster automotriz desarrollado en el sureste de Coahuila ha logrado consolidar su presencia en el mundo de la manufactura de autos y las decisiones que están adoptando dos gigantes como GM y Honda sin duda lo ratifican de manera contundente.
Ante esta realidad no podemos menos que estar satisfechos y optimistas respecto del futuro económico de la región, pues las noticias son buenas y garantizan una etapa de crecimiento que no puede –ni debe– menospreciarse.
Paralelamente, sin embargo, es necesario advertir sobre los riesgos que implica “colocar todos los huevos en una sola canasta” y, en consecuencia, insistir en la necesidad de diversificar la economía regional, sobre todo en términos de desarrollo tecnológico.
La presencia de la industria automotriz y su expansión en nuestra región debe servir para mejorar nuestras ventajas competitivas, pero no solamente en términos de atracción de nuevas inversiones relacionadas con la industria automotriz, sino también de otros sectores.
Para lograrlo es preciso que el desarrollo económico sea orientado para que no solamente produzca ganancias a los propietarios de tierras o los constructores, sino que también genere riqueza colectiva en términos de conocimiento y desarrollo tecnológico.