Coahuila: Universidades ‘patito’, ¿nadie va a poner orden?
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La autoridad educativa tiene la obligación de garantizar que nadie sea estafado por una universidad ‘patito’. En Coahuila, eso parece no estar del todo claro
El más importante instrumento de movilidad social en las comunidades democráticas, está sobradamente demostrado, es la educación. Pero la eficacia de dicho instrumento depende de que la oferta de las instituciones educativas se encuentre avalada y sea de calidad.
De poco o nada le sirve −e incluso puede perjudicarle− a una comunidad contar con “opciones” educativas si estas carecen de los requisitos de formalidad que permiten, a quienes cursen sus estudios en ellas, ejercer la profesión en la cual se formaron... o creyeron hacerlo.
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¿En quién o quiénes recae la responsabilidad de garantizar que toda institución, pública o privada, que ofrezca estudios de cualquier nivel se encuentre en una situación regular en todo momento?
La respuesta es sencilla y la conocemos todos: la responsabilidad es de las autoridades educativas, que son las encargadas de otorgar los permisos para que una escuela abra sus puertas y pueda ofrecer a la comunidad sus servicios.
En consecuencia, si existe una institución educativa que no está cumpliendo con sus obligaciones o, peor aún, que estafe a sus clientes ofreciéndoles −y cobrando por ello− opciones de educación para las cuales no cuenta con las autorizaciones correspondientes, quien debe actuar de inmediato en defensa de los usuarios es la autoridad educativa.
El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo al ejemplo del Instituto Universitario Paulo Freire (Unifreire), que opera en Saltillo y Monterrey, pero que, de acuerdo con la investigación realizada por VANGUARDIA, ofrece estudios de posgrado para los cuales no cuenta con el Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE).
El RVOE es un documento que expide la autoridad educativa luego de que una institución cumple con una serie de requisitos para ofertar un programa académico específico. En teoría, ninguna escuela puede reclutar alumnos si antes no ha obtenido dicho Reconocimiento.
Sin embargo, es insanamente frecuente encontrarse con casos de instituciones educativas, sobre todo de carácter privado, como es el caso de Unifreire, que abren sus puertas, reclutan alumnos y comienzan a dar clases sin que hayan realizado los trámites respectivos.
Ello deriva en que los egresados de las primeras generaciones enfrenten múltiples dificultades para obtener los documentos que acreditan la validez de sus estudios, es decir, los certificados o títulos correspondientes, pese a que hayan cursado la totalidad de las materias y pagado los derechos correspondientes.
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¿Por qué la autoridad educativa tolera estas conductas? Se trata de un hecho absolutamente inexplicable o, si se prefiere, de uno que solamente puede explicarse a partir de la existencia de cadenas de complicidad y/o corrupción de las cuales participen los funcionarios educativos.
Cabría esperar, ante la evidencia de lo que ocurre, una reacción inmediata de quienes tienen como responsabilidad garantizar la calidad educativa en Coahuila.