Cocinando que es gerundio

Opinión
/ 14 febrero 2023
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La cocina y su evolución, las tendencias, las tradiciones, las modas, lo fake, los surrealismos actuales, los purismos conservadores.

Cocinar, del latín “coquina”, que a su vez viene de “coquere”, es el cocer los alimentos, el buen arte del alquimista que está frente al fuego y desea modificar cada ingrediente sin perder su esencia.

Cocinar representa para muchos alimentar; es la finalidad principal pero de ahí derivan otras cuestiones, hasta llegar a las espirituales y sanadoras.

Las fusiones entre los ingredientes heredados y algunos adoptados por cada país, cada región, cada tradición, hoy pueden llegar a ser, debido a la facilidad con la que se consiguen donde quiera que se esté, un capricho culinario.

Ya entre las ollas y fuegos de hechicerías, dentro de esa habitación dónde puedes encontrar frascos con hierbas, sales, aceites, brebajes, ajos y cebolla a la que bautizamos como la cocina, no importa el origen de la palabra sino lo que se tomará forma en su interior. Su centro, la matrix, el corazón en las fogatas, desde la leña hasta la estufa eléctrica, que se enciende desde el control remoto, te indica que hay calor y que habrá transformación. Los ingredientes se convertirán en algo más al sufrir los cambios de la temperatura, al entrar en contacto con el agua o el aceite y al mezclarse entre sí.

La tabla periódica de las especias y las semillas, las recetas cantadas, los recetarios antiguos, la literatura gastronómica, los patrimonios de usanzas y costumbres, hasta el viralizado Tik Tok son ahora una receta abierta para todo aquel que tenga o no el talento para cocinar o al menos intentarlo.

La cocina sin duda nunca había tenido un reconocimiento tan grande y a la vez una decadencia, una línea tan delgada, invisible, donde la ignorancia puede llevarnos al fraude gastronómico.

Cuando la cocina pasa a ser un foro de acero quirúrgico, donde el cocinero en cuestión es solamente una toma fotográfica con un cuchillo o pinzas de precisión. Elegantes filipinas, tatuajes y todo un despliegue de mercadotecnia que no se comparan con la pasión por el oficio, sea tradicional o contemporáneo.

Los nombres que ahora se le otorgan a las cocinas se derivan de un producto de marketing. 5 a 6 letras que buscan impactar rápido y hacer mella en la memoria colectiva. ¿Será que el sabor de su cocina perdurará de la misma manera?

Románticamente la cocina es un acto de suma generosidad y amor al servicio , es poner tu ser para el acto prioritario de cualquier ser humano. Pero tomando en cuenta la memoria, el tiempo del espacio a través de las modas –tendencias que nos mueven pagar cuentas incluso estratosféricas–, ¿qué buscamos como comensales, como cocineros? ¿Qué tan romántica suele ser la cocina del rancho, o qué tan sobrevalorado puede ser el costo de un platillo en algún sitio de moda?

La cocina, sin duda, después del fútbol español y sus estrellas en euros, se ha convertido en la carrera pretenciosa del rockstar. Sin dudar de todo el talento de estas nuevas generaciones ¿existe de verdad una nueva forma de alimentarnos? ¿Una forma de llenar nuestra alma? ¿Cuál es el concepto? ¿A qué debemos esta ola de bares, restaurantes, fotos, reels, tradicionales y contemporáneos, guías, premios, egos, vajillas? ¿Qué vendemos hoy en día? El plato, la imagen, el cuchillo, el sabor, la intención, ¿qué es lo que ahora cambia la idea de ser “chef”?.

Arrancamos cocinando, que es gerundio, porque la cocina es tendencia y se agarra de lo que sea, porque si de algo no podemos prescindir es comer como Dios manda en tiempos del cólera, donde se enfría la comida mientras tomamos la foto, y aún con el caos de la evolución misma de este gran verbo, cocinar nunca dejará de ser un placer y unos de los mayores actos en su verdadero contexto que es alimentar el cuerpo y el espíritu.

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