Colectivo por México: los retos
Ayer en la CDMX, un grupo de notables de distintas avenidas políticas, como Cuauhtémoc Cárdenas, Francisco Labastida, Clara Jusidman, José Narro Robles, Diego Valadés, Francisco Barnés, Dante Delgado, Carlos Salazar y Patricia Mercado lanzaron un documento de 50 páginas llamado “Un punto de partida”.
Su enunciado básico resume su convocatoria apartidista: “México debe ser una hazaña de todos los días, una hazaña necesaria y comprometida, personal y colectiva, intransferible e irrenunciable”. De esta manera, ante la desintegración del país, “Un punto de partida” realiza un diagnóstico de nueve dimensiones con propuestas puntuales para cada una de ellas.
Su llamado a la ciudadanía y a los partidos políticos, sin distingo alguno, no puede ser más urgente, porque con justeza precisa que llegó “el tiempo de sanar heridas y apaciguar los ánimos, de mirar el futuro con entusiasmo y generosidad, con decisión y firmeza para construir un México mejor”.
Y concluye con este sentido de esperanza: “Es tiempo de atrevernos a lo extraordinario y hacerlo orden de todos los días, de civilizar el futuro e impedir su clausura. La división debe cesar. México debe ser uno, plural y solidario”.
¿Cuáles son los retos para que “Colectivo por México” prospere en 2024?
Primer reto: AMLO tuvo la capacidad de desarticular -de manera sistemática- la oposición partidista y ciudadana. El tsunami electoral de 2018 -y el uso del aparato de Estado para silenciar representantes de las cúpulas partidistas- erosionó de manera significativa el discurso, la identidad y la militancia del PRI, PAN y PRD.
No conforme con ello, AMLO disminuyó a su mínima expresión la integridad ética y contribución política de la sociedad civil organizada. De esta manera, Mexicanos contra la Corrupción, Instituto Mexicano para la Competitividad, Causa Común y Transparencia Mexicana, entre otros, perdieron su capacidad como contrapesos al poder Estatal.
Hoy, los partidos políticos -aunque cojean- caminan para proteger sus intereses particulares y, por ende, su propia supervivencia. Mientras la ciudadanía, organizada o no, anda por otro rumbo debilitada una e impotente la otra, pero ninguna con la capacidad de construir su propio destino.
De ahí el primer reto: unificar y articular la oposición partidista y ciudadana, sin distingo alguno, para catapultar una candidatura unificada para 2024.
Segundo reto: ¿Qué podría interponerse para superar ese reto? La incapacidad de partidos políticos y ciudadanos para mirar más allá de sus propios intereses y poner en lo más alto el futuro del país.
¿Tendrán los dirigentes partidistas Alejandro Moreno (PRI), Marko Cortés (PAN), Jesús Zambrano (PRD), Dante Delgado (MC) la capacidad para vincularse y articularse -en esa dirección- a la sociedad civil en general? ¿Tendrán ellos la generosidad de espíritu exigida por el momento histórico que vive el país para trascender sus intereses particulares y catapultar otro México posible, más allá de “la instauración de un régimen unipersonal, la ingobernabilidad y la polarización”.
Tercer reto: “El tiempo de la política es distinto del tiempo de los políticos”. En ese sentido, el tiempo de la oposición es muy reducido para galvanizar un acuerdo partidista y ciudadano, que asegure una candidatura única apalancada en una coalición amplia y plural para 2024.
La esperanza está ahí: los retos también. Esperemos para nuestro México lo mejor.
Nota: El autor es Director General del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.