Colores AiDH, una pintura transformadora

Opinión
/ 1 junio 2023
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Existe una frase común que se suele usar: “la vida no es como la pintan, sino como tú la coloreas”, es decir, cada uno puede ser el pintor de su camino, a partir de la luz, imaginación y creatividad que desarrolles en tu obra. Con el pincel que usamos podemos iluminar diferentes tonos para dibujar nuestro paisaje. Ese aspecto visual que logramos es parte de nuestra identidad. Los colores, en efecto, pueden significar diferentes formas de ser, parecer o transmitir lo que somos o queremos pretender.

Los colores nos visten. Nos dibujan. Nos identifican. Darle color a la AiDH fue una interpretación estética que hoy nos define. El primer color −que elegí con Maleni− para identificar el Cepedol, el origen, fue el amarillo. No sólo porque nos resultó agradable. Fue lo que irradia calidez, energía y vida. Y, principalmente, lo que representa: inteligencia, creatividad y optimismo. El amarillo me acompaña, me da una pila alegre.

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Sin embargo, el amarillo (Cedepol) no es el color principal. En una reunión (con Maleni e Irene) discutíamos la propuesta de logos, acrónimos y colores. Irene (comparatista) dijo que tenía mal aspecto (ya se imaginarán su comparación); mientras que, para mí, el amarillo representa siempre el sol, radiante y luminoso. La directora actual propuso el lila (Cedecomp). Pero entre todos comenzamos a revisar los significados del tono púrpura. Así llegamos al morado propuesto por Irene que, sin duda, fue el color que mayor sentido nos dio. Nos identificó. Nos gustó.

El morado representa a nuestra comunidad. Es intenso, luminoso y fuerte, como el carácter de los salmones morados: a contracorriente; nunca nos rendimos. Para fundar esta institución se tuvieron que vencer muchos obstáculos. El que está allí sabe que debe ser fuerte. En la casa morada no se aceptan débiles ni fracasados. Esos que busquen otros caminos.

El morado, además, implica el cambio. Fundamos una nueva escuela de Derecho que pretende renovar la educación jurídica. La finalidad es la transformación social por medio de agentes de cambio que promuevan los fines de la sociedad democrática. Queremos, por tanto, educar a una nueva generación de juristas. Sin juristas AiDH, no hay libertad, igualdad ni fraternidad. Como juez, ahora, lo compruebo a diario: necesitamos un nuevo perfil de profesionales del Derecho. Es un objetivo morado.

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El morado, de igual forma, simboliza la lucha por los derechos, en especial del movimiento feminista. La AiDH, desde su inicio, ha ido generando un compromiso con las víctimas. No sólo se hace trabajo científico; también se acompañan procesos de empoderamiento a favor de grupos vulnerables. En la AiDH se ha desarrollado un nuevo modelo local, ejemplo nacional e internacional.

En el programa de la licenciatura, la causa feminista es una referencia principal. No sólo por el enfoque. Existe un gran activismo. El tono morado, por tanto, identifica las luchas actuales de los derechos. Es tiempo de las mujeres ultravioletas.

Hay, quizás, una razón más. Para mí, la AiDH ha sido un sueño (mágico) que se ha convertido en una realidad. Es una mística que me hace feliz por todo lo que se hace a favor de nuestra comunidad.

PONERLE COLOR...

Muy pronto vamos a inaugurar la casa morada. Durante esta semana, justo, van a comenzar a pintarla. Estoy seguro de que les va a gustar. Isabel, Sandra y Daniela elaboraron, con la supervisión de Wendy e Irene, un gran diseño que representa muchas cosas más. Ya lo verán.

Habrá, además, el mural AiDH que, muchas y muchos, pintarán. Estoy seguro que el futuro de esa institución lo seguirán coloreando muchas generaciones más para darle carácter, creatividad y renovación a ese sueño mágico que todos y todas hemos construido para bien de nuestra universidad.

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COLOR ... COLOR

De niño, cuando salía a la calle, tenía una frase: “color, color”. Le decía a mi padre, para identificarme con la manera de vestir de él. Siempre quería ir a su semejanza. Si no portaba un color igual, me regresaba a la casa hasta que me pusieran el color que trajera mi padre. Era un poco necio, berrinchudo, pero eficaz: salía con el color / color.

De adulto, soy más necio. No soy muy bueno para combinar los colores. Como que a nadie le gustan mis combinaciones. Pero al margen de la impresión visual que generó (en el iris y cerebro de las personas), siempre traigo en mi manera de ser el morado. Ese color intenso que pretende, con su luz, renovar la formación de los juristas para el bien de la comunidad.

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