Tercer acto: La alta curia, preocupada por la inminente llegada de un régimen autoritario que limitaría de manera estricta sus privilegios y la expansión de los mismos, levanta su voz.
¿Cuándo decidió el alto clero alzarla, ante la avalancha de corrupción, injusticia e inseguridad ocurridas durante la gestión de AMLO?
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1er momento: 20 junio 2022. El alto clero susurra, timorato, ante la muerte de los sacerdotes jesuitas, Javier Campos (78 años) y Joaquín Mora (80 años) y del guía turístico, Pedro Eliodoro Palma (60 años), quien arribó a la parroquia de San Francisco para buscar protección de ambos sacerdotes. La parroquia está ubicada en la comunidad de Cerocahui en la sierra Tarahumara, lugar, en el cual, los jesuitas han tenido una fuerte presencia pastoral por, al menos, 90 años.
Fue la Compañía de Jesús, a través de su sacerdote Provincial, quien acudió de inmediato a Chihuahua para reconocer los cuerpos y entrevistarse con quienes tenían bajo su cargo los trabajos de investigación. E hizo suyo este pronunciamiento: “(Los jesuitas) levantamos la voz con tristeza, indignación y exigencia de justicia. En la historia reciente de México también la hemos levantado en numerosos casos de asesinatos, desapariciones y violaciones a los derechos humanos. Hoy necesitamos renovar nuestra habla con el deseo de visibilizar y rendir tributo a las personas que, como ellos, asumen el oficio de cuidar la vida. Casi siempre en lugares a salvo de los reflectores y del espectáculo”.
¿Acompañó el alto clero católico, representado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) a la Compañía de Jesús en este terrible trance? No, por ello la denuncia jesuita fue casi inaudible.
2do momento: 20 junio 2023. A un año del asesinato de los jesuitas y del guía, surge desde la misma Compañía de Jesús la propuesta para ir más allá de la denuncia e iniciar el camino de la resistencia.
El padre Jorge Atilano González (asesor en lo social de la Compañía de Jesús) “aseguró que en este momento la Iglesia en México pugna por una red nacional de paz, con la participación de instituciones y de la comunidad y la disposición de la autoridad”. Porque, lo ocurrido hace un año, es “sólo un caso de tantos que el país está viviendo, (y que) se une al derramamiento de sangre; sabemos que hay mucho dolor, mucha indignación, (por ello, hemos) hecho la propuesta de generar un proceso de construcción de paz”.
Más allá del enunciado genérico, Atilano González fijo la ruta por venir, para convertir el dolor en acción: instalar conversatorios por la paz desde las parroquias y las diócesis y armar foros sobre justicia y seguridad desde las universidades, para arribar al primer Diálogo Nacional por la Paz, del 21 al 23 de septiembre, en la Universidad Iberoamericana-Puebla, en el cual estuvieron incluidos la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Conferencia de Superiores Mayores de México y la misma Compañía de Jesús.
Su objetivo central era “repensar las estrategias de seguridad en los ámbitos local, estatal y federal”.
En este momento, despertaba la alta curia, gracias al reloj despertador jesuita, cuya alarma alcanza los 100 decibeles y emite luces que parpadean. Somnolienta, la voz del alto clero empezaba a sonar, decidida.
3er momento: 7 febrero 2024. Inicia la Segunda Etapa del Diálogo Nacional por la Paz encabezada por la iglesia católica, a partir de una Agenda Nacional de Paz y la Red Nacional de Paz, nutrida por conversatorios y foros en lo que participaron más de 20 mil personas y más de mil 600 instituciones, desde hace año y medio.
Su meta consiste en dialogar con candidatos de todos los niveles y presentarles propuestas de política pública en el tema de seguridad. Además de “consolidar las redes estatales de paz y construir las agendas locales de paz”.
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El pasado 11 de marzo, los tres candidatos a la presidencia firmaron el Compromiso por la Paz, con siete propuestas que incidirían en fortalecer la seguridad pública y apuntalar una cultura de la paz: contrario a los otros dos candidatos, Claudia Sheinbaum firmó, pero de manera condicionada, porque no estuvo de acuerdo con el diagnóstico que sustenta el compromiso, por su “visión pesimista”; la cual afirma “que prevalece el miedo, la impotencia, la desconfianza y la incertidumbre en la sociedad mexicana”.
Finalmente, “haiga sido como haiga sido”, despertó el alto clero católico. Porque gran parte del 72 por ciento de la población mexicana que es católica y no morenista esperaba, desde hace tiempo, su guía y liderazgo responsable para acompañarla en estos tiempos de tribulación e incertidumbre; los cuales, de ganar Morena este 2 de junio, le exigirán asumir su misión profética y ser parte substancial de la resistencia civil organizada.