Con la iglesia hemos dado (o tropezado), dijo AMLO a su musa llamada 4T, no el Quijote a Sancho en el capítulo IX de tan legendaria obra.
Introducción: La alta Curia de la Iglesia Católica en el México posrevolucionario, después de Lázaro Cárdenas, perdió su “complejo de persecución, su timidez y pasividad de cara a los problemas de su tiempo. Y entró a la arena pública para hacer escuchar su voz con mayor fuerza” y legitimar así, el Estado mexicano”.
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De esta manera, de 1940 a 2018, el alto clero católico, consolidó su alianza estratégica con las élites política y económica del país. Con una disidencia puntual en el tema de los libros de texto de 1959 a 1962 y en 2023 porque atentaban ayer como hoy a los siguientes principios: filtraba “modelos sociales ajenos a la realidad nacional como el comunismo; erosionaba la estrecha relación entre civismo y catolicimos, atentaba contra principios morales cristianos y destruía la familia, célula fundamental de la sociedad”.
Primer acto: AMLO y su musa 4T abrazan las iglesias cristianas para desplazar a la Iglesia Católica de su papel elitista y privilegiado de 1940 a 2018.
En 2019, el objetivo original de AMLO consistía en que ese abrazo “contribuyera a la gobernabilidad, prevención social y reconstrucción del tejido social en los ámbitos familiar, comunitario, laboral y ciudadano”. Para ello modificó el inciso XIX, del Artículo 83 del reglamento interno de la Secretaría de Gobernación.
En 2019, representantes de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas (Confraternice) solicitó a AMLO concesiones de radio y televisión para promover el estudio de la Biblia y valores cristianos. Ese mismo año, La iglesia de La Luz del Mundo (priista, hasta 2000) y su ejército evangelizador, fortalecieron los triunfos electorales de Morena en 2018, en Jalisco, CDMX, Puebla y Veracruz. Finalmente, Confraternice distribuyó la Cartilla Moral, elaborada por AMLO, entre miembros de las 7 mil iglesias ligadas a dicha confraternidad.
En 2020, AMLO facilitó, desde la comunidad evangélica, la creación del Partido Encuentro Solidario (el cual devendría al perder su registro en 2021, en Partido Encuentro Social).
AMLO entendió la importancia político electoral de ese abrazo con los evangélicos, porque éstos “casi se duplicaron entre 2000 y 2020 al aumentar de 6.6% de la población a 12.8% en ese lapso, con datos del INEGI, que estima en 16.1 millones el número de fieles de las Iglesias cristianas en México”.
Sin embargo, de 2018 a 2020, AMLO también buscó acercarse al sector progresista y, por tanto, disidente del alto clero católico. Platicó con Arturo Lona (1925-1990) u Obispo de los Pobres; obtuvo la simpatía comedida de Raúl Vera o Tatic Raúl y amarró el apoyo incondicional -más allá de la ignominia- del sacerdote Alejandro Solalinde, activista pro migrantes, quien considera a AMLO “un profeta”.
En 2019, el jesuita David Fernández Dávalos, Rector de Ibero CDMX, precisó el apoyo de la Compañía de Jesús a AMLO, con estas palabras: “Hay un ataque de carácter clasista y permanente, que se da en los terrenos ideológico, político y económico, para que el gobierno de AMLO no tenga éxito”.
Hoy, ese acercamiento de AMLO con el sector progresista de la iglesia católica, con excepción del padre Solalinde, está disuelto. Sólo permanece la alianza de AMLO con la comunidad evangélica.
Segundo acto: La alta curia católica permanece callada -en temas medulares- de 2018 a 2023, con excepción de su protesta por los libros de texto a través de la Unión Nacional de Padres de Familia. Mientras, la élite económica se enriquece a manos llenas -como antaño- pero ahora, arrodillada entre el estiércol y con la cabeza gacha; y la élite política busca -con ojos de venado lampareado- su supervivencia sin importarle el destino del país. ¡Vaya destino de estos compañeros de viaje por 78 años!
¿Alcanza a escuchar el silencio, apreciado lector?
Tercer acto: La alta curia, preocupada, ahora sí, por la inminente llegada de un régimen autoritario populista que limitaría de manera estricta sus privilegios y la expansión de los mismos, levanta su voz, que apenas se escucha, entre la gritería ocasionada por la persecución religiosa de los regímenes nicaragüense, venezolano y cubano contra la iglesia católica.
(Continuará).