Consecuencias lógicas
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Hoy vemos que un presidente caprichoso, racista y vengativo se ha apoderado de la presidencia de Estados Unidos
En una conferencia que la filósofa y socióloga Hannah Arendt dio en la Universidad de Princeton, un estudiante le preguntó cómo tantas personas pudieron colaborar con el nazismo sin sentirse culpables. ¿No sabían que estaban haciendo el mal? La maestra suspiró y le contestó a su alumno: “Déjame contarte algo. Una vez en una estación de tren, vi a un grupo de personas haciendo una fila muy larga. Algunos parecían molestos, otros impacientes, pero todos seguían esperando sin preguntar ¿por qué? Cuando alguien se atrevió a preguntar a qué conducía esa fila, nadie supo responder. Sólo estaban ahí porque vieron a otros hacerlo”.
Aquel estudiante no supo a dónde conducía aquel ejemplo, y luego de mucho razonarlo le preguntó: “Maestra, ¿quiere decir que la obediencia ciega es lo que permite que el mal ocurra?”. Arendt asintió. “Exactamente. No hace falta ser cruel para contribuir al mal. Basta con no cuestionar, consentir el devenir de los acontecimientos sin pensar en las consecuencias, aunque haya personas que nos alerten sobre las mismas. La mayoría de los grandes crímenes de la historia, no fueron cometidos por fanáticos, sino por personas comunes y corrientes que se limitaban a cumplir su deber”. Aquel joven estudiante se quedó en silencio, comprendiendo que el peligro no sólo está en quienes ordenan las atrocidades, sino en quienes las ejecutan y las apoyan sin pensar en la consecuencia de aquellas acciones, como el genocidio cometido por el ejército Nazi contra más de 2 millones 700 mil judíos en los distintos campos de exterminio.
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Hoy vemos que un presidente caprichoso, racista y vengativo se ha apoderado de la presidencia de Estados Unidos. Apenas se cumplían los primeros días de su administración y Donald Trump cumplió con su amenaza de hacer redadas y sacar de su país a miles de inmigrantes ilegales. Aseguró que no le importaría separar familias, ni mucho menos si violaba algún derecho humano. Si tuvo que pensar en esa iniciativa xenófoba y de alguna manera frenarla fue porque gobernadores de distintos estados, entre ellos el de California, lo amenazaron con buscar separarse de la Unión Americana si no se reconocía el valor de la población latina como fuerza laboral y como contribuyentes cumplidos.
Por otro lado, Trump prometió aplicar aranceles del 25 por ciento a México porque, en su opinión y basado en información fidedigna, existía de facto en nuestro país un narcogobierno, y durante la administración de Andrés López Obrador no era secreto de nadie que miles de ciudadanos lo calificaron en repetidas ocasiones de narcopresidente.
Como aseguraba Felipe Calderón, López Obrador fue y sigue siendo un peligro para México, pues ignoró por completo el cumplimiento de la ley y el apego a la Constitución.
Durante su administración AMLO fue un peligro para México porque sembró la muerte a lo largo y ancho de nuestro país. Por un lado, su errónea política de salud en la cual se canceló el Seguro Popular y dejó de comprar medicinas y tratamientos para niños con cáncer. Por culpa de AMLO y de personajes como Hugo López-Gatell, que sólo se preocupaba por complacer a su jefe, más de 800 mil mexicanos perdieron la vida en el peor manejo de la pandemia del COVID-19 a nivel mundial.
López es un peligro para México, porque durante su sexenio sembró la muerte en el país con su política de abrazos y no balazos que otorgaba a diferentes grupos del narcotráfico un abrazo de impunidad y complicidad, mientras los ciudadanos recibían los balazos de los criminales. AMLO tuvo el sexenio más violento en la historia de México. Más de 200 mil mexicanos murieron por los ataques y guerras entre los grupos de la delincuencia organizada, sin contar una cifra escandalosa y camuflada de desapariciones, y otros delitos como la extorsión.
El expresidente López ocupó su sexenio para culpar a Calderón de haber alborotado a los narcotraficantes, siendo que a él nunca le interesó combatirlos, evidentemente porque gracias a la complicidad con algunos carteles de la droga se extendió el dominio político-electoral de Morena en el país, asegurando el voto por la intervención criminal y por las conciencias compradas de aquellos que con tal de recibir unos cuantos miles, dieron a cambio su libertad y a vivir con miedo.
Hoy, que Estados Unidos califique de terroristas a los grupos del narcotráfico, es una consecuencia previsible de seis años de impunidad criminal, con un récord de periodistas y mujeres asesinadas, de desapariciones y crímenes a sangre fría contra defensores de derechos humanas, de mexicanos que perdieron la vida por la impunidad y protección oficial de la que gozaron algunos grupos del narcotráfico, y de consentir la libre importación desde China de los precursores del fentanilo; de hacerse de la vista gorda ante la evidente fabricación en nuestro suelo de la temible droga y de facilitar el tráfico en nuestro país vecino pese a ser la droga de la muerte.
Es momento que los mexicanos, quienes habremos de pagar finalmente por las medidas de Trump, pensemos en las consecuencias del actuar de nuestros gobernantes y no ofrecerles nuestro silencio cómplice ni mucho menos regalar nuestro voto a quienes tanto mal nos han hecho.
aquientrenosvanguardia@gmail.com