Consummatum est... El costo político y económico de la venganza presidencial

Opinión
/ 10 noviembre 2024

A VANGUARDIA en sus 49 años de hacer homenaje a la verdad.

Ya lo había advertido en dos ocasiones: la primera en el Zócalo capitalino en 2006: “al carajo las instituciones”, y lo remató el 6 de abril de 2022: “No me vengan con ese cuento de que la ley es la ley”. La intención era dejar bien claro que el Estado era un hombre: López Obrador.

Colocado atrás del trono presidencial, la venganza del ¿expresidente? se consumó esta semana cuando el ministro Pérez Dayán emitió su voto respecto de una ponencia que pretendía dar el estudio al caso de la reforma judicial, enterrándolo para siempre.

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Me lo dijo muy claro un amigo y mentor político de Saltillo, ya fallecido: “Un estadista que se jacte de serlo deberá colocar en cada lugar estratégico a un amigo, pero también a un traidor de sus amigos”. Y resulta siempre cierto, ¡haya cosa!

Un asunto tan serio como era el modificar la estructura del Poder Judicial fue encargado a un pequeño reyecito lleno de rencores quien, al no lograr imponerse en la Suprema Corte, terminó −ahora sí− por llevarse al carajo al único garante del equilibrio del poder en México, que había estado cumpliendo su función durante los seis años de gobierno de AMLO y sus caprichos y ocurrencias a través de sus resoluciones en contrario.

Animados por el resultado de la elección y por las marrullerías legales para llevarse el carro completo en el Legislativo, Morena y sus súbditos atendieron a los instintos y no a la razón, y de un plumazo y en unas cuantas horas aprobaron una reforma de interés fundamental bajo el argumento de que el pueblo, sabio y bueno, apoyó con sus 38 millones de votos la modificación al Poder Judicial; y lo peor, eliminaron los principios fundamentales de la ley de amparo y el cumplimiento a los tratados internacionales.

No contentos con ello y ante la posición de la mayoría de los ministros de la Suprema Corte de Justicia, a fin de defender el orden constitucional, amedrentaron a varios de ellos con la amenaza de averiguaciones penales y procesos judiciales.

Al fin de cuentas, Morena vence a los mexicanos porque quienes acudan a votar por ministros, magistrados y jueces lo harán con pleno desconocimiento de candidatos, de obligaciones y consecuencias de actuación de estos funcionarios y sí motivados por las células del partido político hegemónico, a fin de apoyar a los afines al grupo.

El descaro es evidente y también el retroceso a los tiempos de la dominancia de un partido en la vida gubernamental mexicana durante el siglo 20 desde 1929.

¿Qué diferencia existirá entre la anterior manera de designación de ministros y esta nueva manera? Prácticamente una, porque el mismo sistema establecido filtrará a los candidatos y presentará solamente a los a modo para su elección. La diferencia será que actualmente el costo es cero pesos y la elección costará 18 mil millones de pesos, en el capricho del expresidente de vengar los agravios. Hubiera dicho.

El efecto de la reforma lo sufrirán los ciudadanos que se pretendan amparar contra una ley que los agravie, que vulnere sus derechos humanos o simplemente los despoje de sus mieses. El juicio de amparo fue herido de muerte, si no, al tiempo.

Los sueños de Vallarta y Rejón, que hicieron posible que ante la fuerza total del Gobierno, un ciudadano común pudiera alegar el cumplimiento de las garantías individuales y echar abajo o detener el actuar arbitrario, se terminaron con la traición de un ministro.

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No pudiera asegurar que el actual Poder Judicial actúe con atención a la equidad o la defensa de las garantías en todo momento, o que tenga intereses en algunos asuntos de gran cuantía o que su conducta sea intachable, pero al menos se ha demostrado con dos ejemplos significativos en las ministras Lenia y Yasmín, electas por López Obrador, que el actuar de Morena es basado en la fidelidad y la militancia, no en el conocimiento del derecho; a ello será condenado el pueblo mexicano durante los próximos años.

Olvidar que el acceso a la justicia en este país será con la expectativa de estar en mentes próximas y expeditas para otorgar a los individuos lo que les corresponde, sobre todo porque ya lo dijo Pascal: “La justicia sobre la fuerza es la impotencia, la fuerza sin justicia es tiranía”. Ahora sí que Dios nos agarre confesados frente a las hordas de los atilas morenistas.

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