¿De árbitro a delantero? El arribo de Córdova del INE a Latinus
El retorno de un personaje tan público cómo Lorenzo Córdova a la academia, un sector inherentemente independiente y de libre expresión, no es sorprendente
“Hoy me reincorporo a mis actividades académicas en la UNAM,” anunció Lorenzo Córdova hace un par de días, “y les comparto mi videocolumna de esta semana en la que hago un balance del INE en 9 años.”
En un nítido video a tres cámaras—desde lo que parece ser su biblioteca personal—, Lorenzo nos habla de lo mismo de siempre, aunque se le nota un poquito más suelto. Esto, el mismo día que dejó de ser consejero presidente de la institución que él mismo ha llamado: el árbitro de la democracia.
Es el lanzamiento de su nueva colaboración con Latinus, la “plataforma de noticias” binacional que, de acuerdo con su principal protagonista, el periodista Carlos Loret de Mola, “busca acercar información relevante a los latinos viviendo en los Estados Unidos.”
El retorno de un personaje tan público cómo Lorenzo Córdova a la academia, un sector inherentemente independiente y de libre expresión, no es sorprendente. El mismo José Woldenberg, después de dejar la presidencia del entonces Instituto Federal Electoral (IFE) en 2003, también regresó a la investigación académica y docencia, publicando libros y artículos. Luis Carlos Ugalde, por su parte, tras dejar la presidencia del INE en 2013, se alejó por un tiempo de los reflectores, dedicándose a la consultoría en temas de gestión pública y electoral. Tiempo después, tras publicar un libro, se fue incorporando como analista político en diversos medios de comunicación.
La pregunta es si la participación, casi inmediata, de quien se presentaba como el defensor más imparcial de nuestro frágil andamiaje electoral, en un medio de comunicación privado y con proyección internacional, es prudente.
El reglamento del INE inhabilita por dos años a sus altos mandos para desempeñar cargos en partidos políticos, organizaciones de carácter político-electoral, y empresas encuestadoras. Por su parte, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) tampoco pueden saltar a ciertos sectores relacionados al ámbito electoral. La idea principal de estas limitaciones—y sus similares en otras instituciones clave de nuestro país—, es evitar conflictos de interés, asegurando la independencia e imparcialidad de los altos funcionarios de estas instituciones.
Pero no es la única razón. También existe la necesidad de restringir a servidores públicos que hayan tenido acceso a información reservada o confidencial durante su cargo, de divulgar públicamente o beneficiarse de ella al asumir empleos en instituciones relacionadas con sus anteriores responsabilidades.
Hay muchos otros ejemplos de este tipo de proscripciones laborales por “responsabilidad pública” en otras instituciones de nuestro país, incluyendo en temas de salud, comercio exterior y energía. Si nos movemos al ámbito financiero, el mismo Banco de México establece que los miembros de la Junta de Gobierno, incluyendo al gobernador, tienen una inhabilitación de dos años para trabajar en entidades financieras privadas, así como para realizar actividades comerciales relacionadas con las materias que hayan conocido en el ejercicio de sus funciones en el Banco de México.
De hecho, tampoco pueden los exfuncionarios de nuestra política monetaria desempeñar cargos o empleos en partidos políticos, asociaciones políticas o de carácter electoral, ni participar en actividades políticas durante su mandato y hasta un año después de haber cesado en sus funciones. Estas limitaciones previenen que las decisiones del Banco de México puedan ser influenciadas por intereses externos.
—”La autonomía no es un capricho, es una garantía de que las decisiones del INE no estarán subordinadas a intereses ajenos a la institución y, por ende, a la ciudadanía,” ha dicho el telegénico Lorenzo en algún momento. Pero, si ya tenía un contrato firmado con Latinus antes de recoger sus pertenencias del INE, me parece que el del capricho es otro.