De mierderos, gatos, y patrones repetitivos de conducta. Hay maneras de verlos de frente
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¿Y tu mierdero, dónde lo guardas? Es una pregunta que suena un tanto ofensiva. Y sin embargo estoy más que menos segura de que todos tenemos un lugar muy especial en donde permitimos que la mierda de la vida se nos junte. En estos días he platicado con una mujer para quien el concepto de mierdero se hizo muy patente. Tiene gatos y una resistencia considerable hacia la limpieza y orden en casa, así que les asignó un cuarto y cerró la puerta. Desde su descripción de la situación, aquello rebasa mi más sórdida imaginación. Pero, sentí la incomodidad típica que siento cuando alguien toca un tema que me es familiar. Mis gatos no tienen un cuarto, aún así puedo hacer una larga lista de áreas descuidadas de mi casa, y de mi vida. Mi mierdero. Esa lista de pendientes añejos y semi-urgentes que cada día acumula posibles consecuencias. ¡Qué miedo! Sí, me da miedo, por un ratito. Luego encuentro alguna alfombra bajo la cual puedo barrer y esconder mis deficiencias. Eso sí. Puedo jactarme de saber que no soy la única persona que tiene un mierdero. Tú también tienes, ¿verdad? Los esqueletos en el clóset.
Desorden, basura, suciedad, deudas, conflictos, incumplimientos, descuidos, desgastes, descomposturas...necesidades ignoradas. Y ¿por qué? O ¿para qué? ¿Qué necesidad escondida provoca que sostengamos estas situaciones? Para cada uno de nosotros las respuestas tendrán su origen en nuestra estructura de carácter, en las heridas de la infancia que aportaron los materiales de construcción de la personalidad que hoy sostenemos. Hoy en terapia logré ponerle palabras a una necesidad mía que subyace a uno de mis grandes colecciones de mierda. Sí, la terapia es la manera de echar un clavado a cualquier mierdero que traemos, para encontrar el fondo de la situación. ¿Se compondrá? No lo garantizo, pero saber es mejor que no saber. Tal vez, aún sabiendo, tardaré un buen rato para deshacer un hábito que se formó en la infancia. Éstos son los famosos patrones de comportamiento de los cuales habla sin parar la psicología barata, esa que echa culpas y no presenta resoluciones. Sé que no resolveré hoy el mierdero que encontré hoy...pero ahora lo puedo ver de frente.