Dichos y hechos

Opinión
/ 4 julio 2022
true

Dicen que del dicho al hecho hay mucho trecho, y en cuanto a las charlas e información que generamos y recibimos, el área de oportunidad que todos tenemos en materia de objetividad es alta. La inferencia, la suposición, el creo, siento, pienso, me late y cosas parecidas, son los métodos que utilizamos para leer la realidad y analizar la información.

Dice mi querida maestra, la Dra. Florina Arredondo, que tenemos mucha necesidad en temas de conocimiento de transitar “entre Platón y Berkeley”. Subjetivismo y experiencia. En los distintos ámbitos de nuestra vida y en concreto en temas de conocimiento nos metemos en problemas gratuitos porque tiramos la piedra y escondemos la mano. Es decir, decimos, pero no demostramos nada y eso nos divide y nos complica, y como sociedad nos daña.

Como método de interpretación de la realidad, tenga siempre usted a la mano no sólo lo que se dice de algo, sino también la comprobación y la evidencia de ese algo. Lo que se dice parte del sujeto y cae en el área de lo subjetivo es la apreciación de la realidad que una persona tiene, por supuesto, a partir de su contexto, su estado de ánimo, su lugar social o lo que a través de otros tamices ha obtenido. Lo otro, lo experiencial y concreto, lo que se puede demostrar, lo medible, concreto y tangible se convierte en parte fundamental de la ecuación.

Si sólo se da una parte, como es lo que ordinariamente ocurre a través de los dichos de un medio, de un analista, del opinólogo familiar o el todólogo de las carnes asadas, la cosa inevitablemente se va a complicar. En cualquier ámbito no sólo se requiere de dichos, sino obligadamente, de hechos. Contra facta non sunt argumenta.

Si en otro tiempo usted escuchaba opiniones en medios –prensa, radio y televisión– que primaveralmente decían, acusaban, denostaban y aniquilaban a quienes se ponían enfrente, sin ninguna evidencia, por todo lo que implica la era de la tecnología, bajo ningún motivo podemos seguir dejándonos manipular o vivir en la desinformación. Cuando construimos el conocimiento y cuando queremos interpretar la realidad nuestros dichos siempre serán cuestionados si no demostramos lo que decimos.

Temas que hoy se banalizan con una indolencia extrema, como la violencia generalizada, el tráfico de armas, la migración, la desigualdad, los feminicidios, la falta de agua, la forma como actúan las autoridades, el papel de los servidores públicos, los roles institucionales, el cambio climático, la vida en otros planetas, el cambio climático y lo que usted guste y mande, siempre nos complicarán cuando no tengamos evidencia de lo que decimos.

Se ha fijado lo que ocurre en YouTube, en los blogs o en los comentarios de voces “influyentes” en medios regionales o nacionales. La cuestión siempre se zanjaría si tuviéramos evidencia para demostrar las inconsistencias, injurias, acusaciones o inventos que se hagan de cualquier tema. Aquello que usted ha oído de “yo tengo otros datos” no es sino el aprovechar las lagunas o los vacíos de quienes no tienen y no saben cómo armar adecuadamente sus argumentaciones.

Un ejemplo de esto son las llamadas plataformas 2.0, espacios que ofrecen grandes ventajas de comunicación, pero –como otras tantas– el uso que se hace de esos sitios web es visceral, radical y subjetivo, donde cada quien opina desde su ronco pecho, hablando de lo que no se sabe y en el último de los casos con información básica.

Lo mismo que pasa en las reuniones de Sanborns, en las reuniones del sábado con los amigos o en las comidas familiares, donde todo el mundo habla de lo que ignora. Otro ejemplito lo representan los comunicadores en televisión abierta, los influencers, los blogueros que opinan de todo, de lo que venga con una ligereza que da risa. Aquí los expertos pasaron a mejor vida. El anonimato y la falta de un marco legal que regule la comunicación en las redes han agudizado la opinología.

Como un dato que le ofrezco para levantar la estatura informativa que vivenciamos en medios y en la vida diaria con las charlas cotidianas del comedor de la casa o en el que nos reunimos con los amigos, en cualquier dimensión de la vida humana, lea y combine sus dichos y sus hechos, eso disminuirá la tensión y hará que los todólogos, que ordinariamente navegan en el mar de la necedad, dejen el micrófono y guarden silencio. Infórmese y aborde temas desde lo cualitativo, pero también desde lo cuantitativo.

Siempre habrá fuentes, estamos en la era de la información. No sólo corrobore en Google, su información es general. Busque en PDF’s de investigadores connotados, especialistas y expertos que abordan los temas que de pronto nos ocupan, y no olvide el trabajo de campo que hacen muchas organizaciones nacionales e internacionales. Vea su background. Dejemos el mar de la opinología que polariza y sentemos en nuestra mesa, siempre que queramos hablar de un tema específico, a Platón y a Berkeley. Los dichos son importantes, pero los hechos nos afinan el panorama. Así las cosas.

fjesusb@tec.mx

TEMAS

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM