Economía, política internacional y el nuevo sexenio

Opinión
/ 4 octubre 2024

Este es el primer artículo en el nuevo sexenio del cual prácticamente no se puede decir nada porque, hasta el momento, no hay cambios en lo que a la economía se refiere. Sin embargo, sí hay un tremendo desorden caracterizado por acciones que lleva a cabo la Secretaría de Hacienda y que corrige el Banco de México, indicadores que muestran problemas económicos y que no se están atendiendo, y hasta de la falta de una estrategia económica ausente, aunque ya tiene fecha de presentación en noviembre. A lo anterior agréguele que el contexto internacional tiene una efervescencia poco vista recientemente que hasta de guerras mundiales se habla. Es en esta última área donde quiero detenerme para analizar un poco lo que le espera a la nueva administración.

Para empezar, la huelga de estibadores en Estados Unidos ha generado complicaciones importantes en la cadena de suministro y en toda la logística que pasa por la costa este del vecino del norte principalmente, afectando seriamente la producción de las empresas mexicanas. Para la actual Presidenta este debe ser un asunto de suma importancia porque necesita que las empresas en México sigan produciendo, pues a pesar de que la inversión extranjera, que ya se encuentra arriba de los 38 mil millones de dólares y la nacional, creció en el mes de julio 1.8 por ciento, no es suficiente para generar un crecimiento más allá del 1 por ciento en 2025 y, en consecuencia, la captación fiscal no será adecuada para cubrir todos los compromisos a nivel federación que ya se tienen.

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Hay que recordar que en su discurso de toma de posesión, la doctora Sheinbaum prometió apoyar a los empresarios. Si la huelga se extiende más de dos semanas empezaremos a ver cómo se terminan los inventarios de las empresas y empezará a haber escasez de componentes para diversas industrias (como la automotriz, alimentaria y farmacéutica, por mencionar algunos). Como siempre, esta escasez se convertirá en aumentos de precio e inflación que terminaremos pagando todos nosotros, afectando la percepción de eficiencia del Gobierno Federal.

Hay que dejar en claro que el gobierno de López Obrador no utilizó la política fiscal como mecanismo de apoyo a los empresarios y no se sabe si la Presidenta tenga intenciones de utilizarla en un momento de contracción de la producción para apoyar a las organizaciones manufactureras, por lo que habrá que ver qué tipo de política económica se tiene pensado utilizar para contrarrestar la situación geopolítica tan complicada en la actualidad.

Otro conflicto que le dará dolores de cabeza a la Presidenta será la escalada del conflicto entre Israel y sus vecinos árabes o, como ya dicen algunos, Irán y sus aliados. Si bien este es un conflicto más político que económico, ha tenido consecuencias a nivel mundial por sus efectos sobre los flujos de mercancías que pasan por el canal de Suez y que ahora rodean toda la costa africana, incrementando los costos de transporte y de seguridad. Información de diversas fuentes, coinciden en que el 80 por ciento de los productos chinos circulaban por allí, y ahora tienen que utilizar nuevas rutas, desde luego más largas y caras.

En consecuencia, esos productos están llegando a occidente en promedio, de acuerdo con las mismas fuentes, entre 5 y 15 por ciento más caros porque el costo de los contenedores ya está por arriba de los 10 mil dólares. Hay que recordar que durante el punto más álgido de la pandemia, estos llegaron a costar en promedio 17 mil dólares por su transporte, motivo por el cual la inflación se disparó en esta época de la historia. En consecuencia, el comercio internacional se está encareciendo.

Lo mismo está pasando ahora por la guerra de medio oriente. Alguna vez en este mismo espacio comenté que las economías de los países se adaptan a las situaciones de guerra y absorben de una u otra forma, los costos extraordinarios generados por esa situación, aunque si hay un cambio de precio al alza, es el consumidor quien paga. De acuerdo con la influyente revista británica “The Economist”, el conflicto entre Ucrania y Rusia le ha constado a Europa occidental un incremento de precios del 4 por ciento en lo que va del conflicto (2 años y medio) y para el resto del mundo un 1.8 por ciento cuando menos. México deberá tener cuidado para no verse afectado en sus esfuerzos por contener la inflación porque estas situaciones seguramente afectarán a las empresas mexicanas en el corto plazo.

La Presidenta tendrá que enfrentar el resultado de las elecciones norteamericanas donde ninguno de los dos contendientes tiene una preferencia por México. La propia Kamala Harris, candidata republicana, votó en contra de la renovación del tratado de libre comercio cuando era senadora y esta misma semana ha empezado a utilizar a México como fuente de ataques para atraer a aquellos que ven a la migración como algo negativo. De Donald Trump ya se sabe que nuestro país es blanco de sus odios, por lo que todos los días dice algo malo, sea verdad o sea mentira, sólo para azuzar a sus votantes y atraer a aquellos indecisos que ven en factores externos y otros países, los problemas del suyo.

Esto ha ocasionado volatilidad en los mercados financieros de México, que no ha sido eliminada con algún anuncio específico por parte de la Presidenta, que dé calma a los inversionistas. Ya hay notas internacionales que argumentan que a la doctora parece no preocuparle lo que en este tema concierne y mucho menos la posible reducción en la calificación de los bonos de deuda mexicana por el gran déficit que se está acumulando y que no se ve cómo se va a eliminar, lo que ocasionaría un verdadero desastre para la economía general.

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Hay en estos momentos una inestabilidad internacional que está generando cambios en el sistema económico. La Presidenta de México se encuentra concentrada en atender en estos momentos los problemas nacionales, lo que es correcto. Sin embargo, muy pronto tendrá que hacer frente con medidas económicas a las problemáticas que se avecinan. Hay que recordar que Moody’s, la calificadora estadounidense, degradó los bonos de deuda de Pemex a Bb3, ya como bonos de alto riesgo. De ahora en adelante, los intentos de colocar deuda por parte de la petrolera tendrán que ser con altas tasas de interés para poder atraer a los inversionistas. Esto es un duro golpe para las finanzas públicas y el intento de rescate de la empresa nacional de petróleo.

Esto sólo es el principio de una ola masiva de asuntos internacionales que se le vienen encima a la doctora Sheinbaum y su equipo. No olvidar que en febrero empiezan los equipos de revisión de los capítulos del tratado de libre comercio, donde a todas luces México tiene muchos asuntos que arreglar. Ahora sí veremos con qué filosofía se hace frente a la andanada de asuntos internacionales, para empezar, que impactarán fuertemente a México. Esto sólo es el principio.

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