Cuando nuestros hijos van a la escuela, los maestros y padres esperamos que ellos sean responsables de su propio proceso de aprendizaje, especialmente los adolescentes. Los maestros utilizan muchas estrategias didácticas como exposición de la clase mientras los alumnos toman notas, leen libros de texto, realizan actividades y tareas, y estudian para sus clases.
En general, los profesores esperan que sus estudiantes sepan: 1) establecer prioridades y planear su tiempo, 2) buena lectura de comprensión e independiente, 3) evitar la procrastinación, 4) memorizar y recordar contenido escolar, 5) concentración y evitar distracciones, 6) tener habilidades metacognitivas para aprender en diferentes contextos, 7) prepararse para tener buen desempeño en los exámenes, y 8) regular sus emociones como ansiedad que pueden interferir con el aprendizaje. Estas habilidades deben poseerlas nuestros hijos y es nuestra responsabilidad y no de los maestros.
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Los padres tenemos la misión de prepararlos para su vida académica, desde preescolar hasta la universidad. Nuestros hijos pasarán alrededor de 20 años sentados en las aulas aprendiendo. Y esto sin contar que la mayoría realiza estudios de posgrado. En otras palabras, casi la cuarta parte de sus vidas dependerá su éxito de las habilidades que podamos brindarles en casa.
Los estudios sobre el éxito y abandono escolar nos indican que una buena formación de hábitos en la familia son la base para la sobrevivencia en ambientes educativos. Pero ¿cuáles son esos hábitos que se pueden formar en casa? Uno de ellos es proporcionarles un sentido de vida verdadero y significativo por el cual luchar y poner su máximo esfuerzo para lograrlo. Además, deben saber que para lograr metas a largo plazo deben aprender a evitar la satisfacción inmediata de los deseos. En otras palabras, es importante retrasar la gratificación o recompensa instantánea y saber esperar para obtener beneficios superiores al dejar para después lo placentero.
La falta de jerarquía en la vida puede provocar el incumplimiento de los deberes y responsabilidades. Niños y adolescentes deben adquirir la capacidad de elegir bien sus metas y tomar buenas decisiones. El hábito de la lectura es otra habilidad que los padres podemos fomentar desde casa. Ser modelo o ejemplo es la mejor manera que nuestros hijos, desde pequeños, nos imiten y en sus momentos libres dediquen tiempo a profundizar y adquirir conocimientos de los libros. La regulación del uso de la tecnología y evitar el exceso de tiempo de pantalla es una de las tareas más importantes de los padres hoy. Varios estudios nos indican que niños que están frente a una pantalla en forma recreativa por más de 3 horas al día presentan mayores riesgos cognitivos, especialmente déficit de la atención y poca persistencia en las tareas. Este trabajo es fundamental, ya que no solamente incrementa el riesgo de fracaso académico, además predispone a nuestros hijos a sufrir serios problemas emocionales. La Asociación de Salud Universitaria Americana (American College Health Association) publicó un estudio aplicado a más de 60 mil estudiantes de 92 universidades en el año 2017 alertando:
> 4 de cada 10 estudiantes presentó depresión durante un año de sus estudios.
> 61 por ciento presentaba ansiedad crónica durante sus clases.
> 10 por ciento consideró cometer suicidio.
> 51 por ciento presentó sentimientos profundos de abandono.
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¿Por qué hay que poner atención al estado emocional de nuestros hijos? Los problemas de salud mental son un predictor de riesgos de abandono y fracaso escolar, mientras una buena salud mental predice persistencia y éxito. Pongamos mucha atención en el desarrollo cognitivo y emocional de nuestros hijos para que no solamente sobrevivan a los retos escolares y académicos que enfrentarán por casi 20 años de sus vidas, sino que además logren su plenitud y felicidad.