El camión de la discordia. Poner límites no significa que los demás tienen que hacer las cosas a mi manera

Hay un camión estacionado en una calle de mi colonia. Ciertamente no es una colonia donde hay opción para estacionar camiones. No es un trailer. Sí es más grande que un coche, y también de las camionetas más grandes. Las señoras que viven en esa parte de la colonia se han quejado de la presencia del camión. Dicen que estorba el paso. Ya pasé dos veces, una por casualidad, caminando, y otra por curiosidad, en el coche. La verdad es que el camión no complica el paso de vehículos. ¿Cómo no se quejan de la línea de coches estacionados en área de no estacionarse a un lado del parque? En cualquiera de las calles, si colonos estacionan sus vehículos en ambos lados de las mismas, no pueden pasar dos coches en ambos sentidos al mismo tiempo. No son calles amplias. Son calles de fraccionamiento. Y creería yo que son calles compartidas.

Yo vivo en una esquina y tengo veinte y tres metros de banqueta (que sé que no es mía, más que la responsabilidad de mantenerla) y de calle que corre al lado de la casa. Un día me pidió permiso un vecino de estacionar un auto allí. Otra persona me hizo un reconocimiento público por permitir a otros estacionarse en “mi espacio”. ¡Señores! No es mi espacio. Si me cayó muy mal cuando decidieron envenenar mis truenos para poderse mover con más comodidad. Muy mal. Pero no es mi espacio y no tendría porque protestar porque alguien se estacione allí. Tampoco me molesta que los papás de la escuela que NO está dentro del fraccionamiento se estacionen en la sombra de mis lilas para ir por sus hijos. Alguna vez el fraccionamiento era cerrado, pero ahora no está totalmente cerrado ni totalmente abierto.

Lo que pregunto, me pregunto, y les pregunto es ¿en que momento y para qué nos hemos hecho tan delicados, tan poco compartidos, tan afectados por cosas poco importantes? ¿Será que hemos malentendido el concepto de límites? Creo que sí. ¿Tú qué crees que significa poner límites? Les aseguro que NO significa que el mundo debe hacer lo que yo considero correcto porque yo lo digo. No, no es así.