El ecocidio del río San Rodrigo
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La extracción de materiales pétreos de ríos o arroyos es una actividad poco conocida. Pocos conocen que mucho del material que se usa para la actividad de la construcción, como la arena, piedra o cascajo, es sacado de los ríos de este país.
Esta semana, en Semanario, publicamos un amplio reportaje sobre la destrucción del río San Rodrigo, en Piedras Negras, a consecuencia precisamente de la extracción desmedida de materiales pétreos por parte de empresas o particulares, pero, sobre todo, a la falta de acción de autoridades para vigilar y monitorear las extracciones, sancionar los abusos y obligar a las concesionarias a remediar los daños al río.
El río San Rodrigo es víctima de un ecocidio. La extracción de 3.9 millones de metros cúbicos de material, aunado al estrangulamiento de la presa La Fragua y la sequía, han terminado por secar un río prioritario por su biodiversidad de ecosistemas por parte de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Además, al no tener agua en la parte baja, el río San Rodrigo no tiene escurrimientos al río Bravo, que separa a México de Estados Unidos, por lo que el País está incumpliendo con un compromiso internacional amparado en el Tratado de Aguas de 1944 entre México y el vecino del norte.
El río San Rodrigo es uno de los casos más dramáticos de México, según especialistas consultados para el reportaje. Pero la extracción de material pétreo es una actividad en todo el país: 311 millones de metros cúbicos de más de mil ríos están concesionados, según datos del Registro Público de Derechos de Agua (REPDA) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
En Coahuila, si bien el río San Rodrigo es un caso especial, no es el único lugar donde se extirpan materiales para la construcción. De acuerdo con datos del REPDA, se tienen concesiones también en el río San Diego, el río Nazas, el río San Juan, el río Álamos y el arroyo San José de Aura.
Más allá de que es una actividad que está prohibida en muchos países como Alemania, Francia o Reino Unido, en México se desconoce el grado de afectación a los ríos y arroyos por esta actividad.
AL TIRO
No hay un estudio, investigación o evaluación por parte de alguna dependencia ambiental de cómo la extracción de material ha dañado los ríos del País.
Y lo peor de todo es que tampoco hay un plan para remediar los daños ambientales.
Las empresas, por ley y porque así lo estipulan en sus manifiestos de impacto ambiental, deben de restaurar los daños, remediar las afectaciones, pero al menos en el río San Rodrigo no hay ninguna estrategia para corregir el ecocidio.
¿Hasta cuándo al Estado mexicano le importará el medio ambiente? ¿Hasta cuándo se dejará de privilegiar la actividad extractiva, la actividad económica, el poder, el dinero, por encima del derecho humano al medio ambiente o al agua?
Según autoridades de la Conagua, ya no deben existir extracciones en el río San Rodrigo porque ya se terminaron las concesiones o los resolutivos ambientales. Y como ya se acabó, tendría que iniciar un proceso de remediación, de recuperación del río perdido.
Sin embargo, es fecha que no hay una orden del Gobierno Federal (facultado para tal) para emprender trabajos de restauración, para obligar a las empresas a recuperar lo que echaron a perder.
¿Hasta cuándo el Estado mexicano impondrá su fuerza por encima de las empresas? Si no lo hacen es porque no quieren actuar.