El enemigo acecha en una tabla para cortar
Objetos de la cocina parecen inofensivos hasta que alguien se pone de curioso
Tuve la mala fortuna de encontrar una cuenta de una ingeniera en alimentos. Al principio parecía muy útil: te decía cómo elegir los productos en el súper, cómo leer el etiquetado; si debías guardarlos en el refri o la alacena (son cosas que atiendes una vez que eres adulto y tus padres te han soltado de la mano).
Todo muy bien hasta que habló de las tablas para cortar: las de plástico desprenden partículas que contaminan la comida (incluso compartió un video donde puede apreciarse el microplástico brotando cada vez que deslizaba el cuchillo); las de madera sueltan astillas, y en los surcos se quedan restos de comida y humedad que promueve el desarrollo de hongos. La otra opción era una pieza de mármol, pero son muy pesadas, arruinan los cuchillos y terminan siendo peligrosos porque la hoja de metal se resbala y puedes salir herido.
Es decir: todo se resume en afirmar que cualquier opción que elijas será la equivocada. Yo no sé porqué comparte eso si gran parte de la población se divide en dos sectores: a) quienes ven esto y no les importa y b) quienes ven esto y les importa demasiado que termina convirtiéndose en un trauma.
Ahora cuando voy a un restaurante en donde la preparación de la comida está a la vista de los clientes, no solo me fijo en que usen cubrebocas y que eviten tomar el celular mientras trabajan, sino que también me pongo a buscar el tipo de superficie en el que cortan las verduras.
Me pregunto si así como el cliente en un restaurante pide la carne en término medio o la yema de huevo cruda o bien cocida, también se podrá exigir alimentos preparados en base de mármol (esto solo serviría para darnos tranquilidad porque no hay manera de evidenciarlo).
Por lo pronto solo consumo verduras congeladas (gracias, ingeniera en alimentos) y cuando mi roomie cocina para los dos le pido que me haga creer que la cebolla y el tomate fueron cosechados así, en cuadritos, porque la madre naturaleza es tan sabia que comprende que ninguna tabla para cortar es lo suficientemente buena.