El Infinito en un Junco
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“No por eliminar de los libros todo lo que nos parezca inapropiado salvaremos a los jóvenes de las malas ideas. Al contrario, los volveremos incapaces de reconocerlas”.
En la geografía del arte ¿cómo saber cuándo nos encontramos ante una obra maestra? Las grandes creaciones se caracterizan por su afilada puntería para tocar la parte más primigenia de los seres humanos, su capacidad sensorial. Paradójicamente con el raciocinio, los garbanzos de a libra de la civilización en materia creativa están sujetos a un barómetro que dictamina en qué medida logran conmover al público a partir de la caprichosa voluntad de los sentimientos, es decir, zonas de la personalidad con recovecos que aún parecieran ignotos a la compresión.
No es casual que cine, música, danza y literatura trasciendan en función de la cantidad de público que consigan agremiar a partir del nivel de compenetración emocional que despierten en el auditorio de marras, ya que pocas cosas nos alivian tanto como sabernos identificados con un sentir colectivo materializado en una obra cumbre en el mejor de los casos.
Definitivamente El infinito en un junco es un libro que se adscribe dentro de las nuevas joyas de la literatura al tiempo que pone en jaque la difusa delimitación territorial que separa la inminente Pangea de los géneros literarios. Si bien en un sentido estricto se trata de un ensayo con una erudición despampanante, es completamente normal que el lector se sienta sumergido en una novela histórica al viajar entre las páginas como quien se adentra en una cámara del tiempo con destino a las civilizaciones fenicia, egipcia, persa, helénica, romana y −por supuesto− la contemporánea de refilón.
En este relato, la autora recorre la historia, orígenes −e incluso− el futuro de ese objeto que echó los dados de la suerte de la civilización occidental. Acaecido en la naturaleza, a las orillas de un río, el libro es una efigie de resistencia y rebeldía que encontró su trinchera más estoica en las bibliotecas, símbolo −como anticipo Kundera− de la siempre combativa memoria colectiva que se resiste a ser olvidada.